Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa
La muerte de un amigo compañero siempre conmociona. Hace poco falleció Miguel Sáenz Varela mi amigo en política desde hace más de 60 años. Cuando ingresé a la Universidad de El Salvador en 1959 y la Revolución Cubana estaba recién nacida, Miguel Ángel era un estudiante avanzado de Medicina y hacía sus prácticas hospitalarias. Anduvo activo en las movilizaciones de protesta para la recién iniciada represión política del gobierno militar de turno y estuvo en las acciones estudiantiles que dieron el traste el gobierno de Lemus en octubre de 1960. Para entonces, ya era un dirigente estudiantil izquierdista en una Facultad considerada un bastión de los reaccionarios de la Universidad.
Miguel, con otros estudiantes de Medicina como Alfredo Castro Quezada, Manuel Gavidia, Manuel de Paz (desaparecido para siempre en la aún impune represión de los 1980) fundaron a principios de los 1960, el Frente Revolucionario de Estudiantes de Medicina “Francisco Chávez Galeano, en homenaje a un héroe universitario que cayó combatiendo al eslabón de la dictadura militar, Osmín Aguirre y Salinas, el 12 de diciembre de 1944. Durante esos años 1960 comenzó nuestra amistad y compañerismo basados en principios comunes pues en la Facultad de Ingeniería estábamos organizando el Frente Revolucionario Universitario de Ingeniería y Arquitecturas (FURIA) como parte de un movimiento trans-universitario de fundar frentes revolucionarios izquierdistas en todas las Facultades con la clara influencia del entonces clandestino Partido Comunista, del cual Miguel ya era conocido militante.
En ese camino nos envolvimos como miembros del Comité estudiantil que propulsó la candidatura de Fabio Castillo Figueroa como Rector de la UES en 1963. El comité era un esquema de pluralismo dentro de la izquierda y en él había estudiantes de todos los sectores progresistas y reformistas de la Universidad. Recuerdo, además de Miguel Sáenz, a Ivo Alvarenga, Albino Tinetti, Salvador Navarrete Azurdia y Antonio Osegueda.
En 1964 el Rector Castillo Figueroa hizo un viaje a Europa para buscar ayudas académicas. Estuvo en Alemania, Israel y la Unión Soviética. Recuerdo la fotografía que circuló –para escándalo de la sempiterna derecha nacional- en la que aparecía la misión universitaria formada por el rector Fabio, Memo Ungo, Secretario de Fabio, y los universitarios comunistas Roberto Castellanos Calvo y Miguel Sáenz Varela. Eso los convertía en emisarios del demonio que debían ser rechazados por la “desastrecracia” que mandaba en el país y sus patrocinadores. Miguel así, entró a la galería de los perseguidos de siempre lo cual no fue óbice para que templara, hasta sus últimos días, una personalidad política de firmes principios y acciones por la revolución social en el país, lo cual confirmé en una larga conversación que tuve con él dos meses antes de su sentida muerte.
En las elecciones de la UES de 1971 el Rector triunfante Rafael Menjivar formó un equipo de conducción plural dentro del progresismo intelectual: Pepe Rodríguez Ruiz, Vicerrector, Luis Arévalo, Fiscal; Miguel Sáenz Varela, Secretario General; Ivo Alvarenga, Secretario de Becas e Investigaciones Científicas; y Eduardo Badía Serra, Secretario de Asuntos Académicos.
El equipo estaba comprometido en profundizar la reforma universitaria al servicio del país iniciada por el Rector Fabio Castillo en 1963; pero el esfuerzo fue mutilado y cercenado por el gobierno –otro de la cadena militar- de Arturo Armando Molina, el 19 de julio de 1972 cuando muchos dirigentes universitarios fueron expulsados del país, entre ellos, Miguel.
Miguel Sáenz Varela ha dejado huella en muchos ámbitos, en algunos de los cuales coincidimos, y en los que prodigó firmeza de principios, solidez de atributos morales, disposición a conversar aún con adversarios, claridad de objetivos políticos, disposición a analizar los problemas de raíz y prever o anhelar soluciones radicales a los problemas sociales. En síntesis: un revolucionario auténtico y un izquierdista genuino.
Durante sus 90 años de vida y sus siete décadas de actuación desempeñó múltiples funciones: dirigente estudiantil, docente de ciencias biológicas y de medicina, funcionario dirigente de la UES, miembro de la Comisión Político-Diplomática de la alianza insurgente FDR-FMLN, concejal de San Salvador, diputado nacional, miembro de la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz para verificar los Acuerdos de Paz, y miembro de órganos de dirección del Partido Comunista y del FMLN. Su agitada vida no le impidió ejercer la medicina lo cual hacía con entrega y generosidad, sobre todo con los más necesitados.
En el 2021 y 2022 todavía participaba en reuniones de universitarios deseosos de contribuir al debate de la reforma académica necesaria en la UES. La última vez que lo vi y conversamos tuvimos intercambio sobre el país y la UES y por supuesto mostraba preocupación por lo que sucede en ambos ámbitos y me pidió que le consiguiera el Plan de Trabajo de las autoridades universitarias actuales que tomaron ´posesión en noviembre de 2023 para analizarlo y ver qué se le ocurría. Fue mi última visita a su casa cuando entregué un ejemplar de dicho plan; pero ya no tuve sus comentarios pues pronto fue al encuentro con su inevitable momento de partir, lo cual hizo el sábado 27 de abril de 2024 a las 8 horas simbólicamente en el Hospital Divina Providencia en cuya capilla los poderes fácticos de siempre y sus guardianes asesinaron el alma del pueblo en el pecho de Monseñor Romero el 24 de marzo de 1980.
Miguel Ángel partió rodeado del cariño de su familia, su admirable esposa Nelly Rojas de Sáenz y sus hijos y algunos nietos. Su velación y sepelio estuvieron cargados de memorias y emociones familiares, de compañeros políticos y amigos de toda la vida. Le rindo homenaje al amigo sincero, honrado, intelectual capaz y ser humano sencillo y generoso. En síntesis, un izquierdista revolucionario genuino y de toda su vida.
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