Niza / AFP
Miles de estudiantes franceses de secundaria se manifestaron el lunes en Niza y Toulouse en apoyo a los «chalecos amarillos», mientras el gobierno buscaba una salida a la grave crisis provocada por el movimiento tras las manifestaciones violentas del sábado.
Unos 2.500 estudiantes, según la policía, se manifestaron en Niza, en el sureste, al grito de «¡Macron renuncia!», y paralizaron en parte la circulación. En ese departamento salieron a la calle en total 4.000 estudiantes.
Por su parte, unos 700 estudiantes participaron en las protestas en Toulouse, en el suroeste, donde hubo enfrentamientos con la policía, con saldo de siete heridos y 11 detenidos tras escenas de robos y daños a comercios, según la prefectura. En total en el departamento se manifestaron unos 1.300 estudiantes.
«Las fuerzas de seguridad y de rescate fueron objeto de lanzamiento de proyectiles. Se requirió el uso de gases lacrimógenos para dispersar» a los manifestantes, constató una periodista de la AFP.
En la tarde, la tensión aumentó cuando un joven con el rostro ensangrentado fue detenido por las autoridades entre los abucheos de algunos «chalecos amarillos» y peatones presentes, constató la AFP.
El gobierno francés se reunía el lunes con miembros de la oposición para buscar una salida a la crisis abierta por los «chalecos amarillos», un colectivo que protesta contra la política fiscal y social de Emmanuel Macron, tras las violentas protestas que sembraron el caos en París el sábado.
El sábado, unas 136.000 personas participaron en la tercera jornada de protestas nacionales convocadas por este colectivo, que degeneraron en caos, sobre todo en la capital francesa, donde se produjeron saqueos e incendios.
Los hechos en París fueron de «una gravedad sin precedente», dijo el domingo el prefecto de policía Michel Delpuech, quien lamentó la «violencia extrema e inédita» contra las fuerzas del orden con «lanzamiento de martillos» y «bolas de acero».
Un total de 263 personas resultaron heridas en todo el país, entre ellas 133 en la capital y 23 de ellas miembros de las fuerzas de seguridad.
Macron, que regresó el domingo del G20 en Buenos Aires, no se ha pronunciado aún sobre los desmanes. Un mutismo que podría romper cuando su primer ministro termine sus consultas.