Escuintla / AFP
Henry Morales Arana
Una nueva erupción del volcán de Fuego en Guatemala obligó el lunes a evacuar a casi 4.000 personas de comunidades cercanas, reviviendo el temor a la furia del coloso que en junio dejó 194 muertos y 234 desaparecidos.
El volcán, de 3.763 metros de altura y ubicado 35 km al suroeste de Ciudad de Guatemala, inició la mañana del domingo su quinto ciclo eruptivo en lo que va del año y cerca de la medianoche aumentó la violencia de sus explosiones, lo que también llevó a declarar el alerta roja.
Tras varias horas de fuerte intensidad, la actividad del volcán empezaba a descender pero los monitoreos se mantienen, explicó a la AFP Juan Pablo Oliva, director del estatal Instituto de Vulcanología (Insivumeh).
«Hacia las 7:30 de la mañana, hora local, la actividad estaba en un constante aumento y posterior ha empezado a decrecer. La actividad sigue siendo alta pero hay un decrecimiento sensible», indicó Oliva.
– Escapar de la ira volcánica –
El aumento efusivo de la actividad llevó a que diferentes entidades de socorro y voluntarios evacuaran a 3.925 personas de comunidades de los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, cercanas al volcán, dijo por su lado a periodistas Walter Monroy, subdirector de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), ente a cargo de la protección civil.
El funcionario explicó que 2.052 personas fueron resguardadas en cuatro albergues habilitados por las autoridades, mientras que el resto encontró refugio con familiares en zonas fuera de peligro.
Unos 1.500 pobladores fueron instalados en carpas en el estadio de fútbol de la sureña ciudad de Escuintla, donde fue declarada el alerta roja, sitio en el que esperarán hasta que la fase eruptiva termine y sea seguro volver a sus comunidades.
En los picos más intensos de la erupción, las columnas de ceniza llegaron a superar los 1.000 metros sobre el cono volcánico que provocaron una lluvia de partículas en poblados aledaños que debido al viento podrían alcanzar la turística ciudad colonial de Antigua Guatemala, según un informe del Insivumeh.
Además, expulsó columnas de lava de unos 500 metros sobre el cráter con descensos de flujos piroclásticos, una mezcla de gases, ceniza y rocas ardientes, en barrancos del oeste del volcán, añadió el comunicado.
La Dirección General de Aeronáutica Civil informó en Twitter que la erupción del volcán «no afecta los vuelos programados» del aeropuerto internacional La Aurora, en el sur de la capital.
La anterior fase eruptiva del volcán de Fuego ocurrió entre el 6 y el 9 de noviembre sin que se registraran víctimas ni daños.
El 3 de junio, el volcán tuvo una potente erupción que provocó una avalancha de material ardiente que arrasó la comunidad San Miguel Los Lotes, dejando 194 muertos y 234 desaparecidos.
También cubrió de ceniza varios poblados ubicados a decenas de kilómetros y obligó al cierre del aeropuerto internacional. De esa erupción, 3.343 personas siguen en refugios temporales a la espera de que el gobierno construya un proyecto de viviendas.
– «Nos quedó miedo» –
Muchos de los vecinos evacuaron con esta nueva erupción ante el temor que perdura en la región por la tragedia de junio. «Nos quedó miedo y por eso evacuamos», dijo a la AFP Miriam García, una de las habitantes de la aldea El Rodeo que fue llevada al estadio de fútbol en Escuintla.
Cerca de la mujer, Óscar Juárez, otro vecino de la misma localidad, afirmó que también prefirió abandonar su vivienda «para proteger la vida».
«Nos dejó un temor y pues hay que alertarse uno más rápido. (…) Porque ya cuando viene eso cerca (material volcánico) ya no le da tiempo a uno de salir aunque corra porque viene muy rápido», señaló Juárez.
De acuerdo con la Conred, los flujos piroclásticos, que arrasaron la comunidad San Miguel Los Lotes hace cinco meses, alcanzan temperaturas entre los 200 y 900 grados Celsius y dependiendo del volumen del material pueden descender a una velocidad de 700 kilómetros por hora.
Junto con el volcán de Fuego, también se mantienen activos en Guatemala los volcanes Pacaya, 20 km al sur de la capital, y el Santiaguito, 117 km al oeste, que han aumentado su actividad pero sin entrar en fase eruptiva.