Por Luis Jaime Cisneros
Lima/AFP
El presidente peruano Ollanta Humala soportó la noche del lunes una tercera marcha de miles de jóvenes indignados, sovaldi que desde hace 11 días exigen derogar una ley laboral juvenil que ha desencadenado las mayores protestas desde que llegó al poder en 2011.
La masiva movilización pacífica se inició en la histórica y céntrica plaza José de San Martín, epicentro de las manifestaciones en Lima, recorriendo unos 10 kilómetros hasta la sede de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas, considerada la principal beneficiada por la ley.
«El gobierno de la inclusión es pura ilusión», se lee en una de las numerosas pancartas que llevan los jóvenes, que convirtieron así un lema político de Humala en una denuncia social contra su gobierno.
Algunos de los manifestantes ocultan su rostro con la máscara que identifica globalmente al grupo de piratas informáticos Anonymous, mientras que la gran mayoría entonan cánticos contra los empresarios y el gobierno nacionalista de Humala.
A la marcha, en la que según los organizadores participaron unas 5.000 personas, se sumó el sindicato de inspectores laborales del ministerio de Trabajo, órgano encargado de supervisar que las empresas respeten las normas de empleo.
«La ley es para esclavos», señala otra pancarta cargada por una joven que integra una de las hileras de la marcha.
En la sede de la Confederación empresarial, en el exclusivo barrio financiero limeño de San Isidro, más de un centenar de policías formó un cerco para impedir que los manifestantes se acerquen al enrejado del local.
«¡Derogatoria ya!», fue el clamor más escuchado de las gargantas de jóvenes, varones y mujeres, que participaron de la manifestación, convocada a través de las redes sociales Facebook y Twitter.
El movimiento juvenil, que no tiene cabezas visibles y que surgió de forma espontánea a mediados de diciembre tras la aprobación de la ley, rechaza la norma por discriminatoria ya que elimina beneficios sociales, reduce de 30 a 15 días las vacaciones y no otorga compensación por tiempo de servicio.
El nuevo régimen laboral juvenil apunta, según el gobierno, a insertar en el mercado a la población con mayor índice de desempleo, comprendida entre 18 y 24 años.
Los organizadores convocaron para el próximo 15 de enero a una cuarta marcha, en caso de que para la fecha la ley no haya sido derogada.
Humala busca desinflar protestas
La acogida de las anteriores marchas, el 18 y 22 de diciembre, sorprendió al gobierno, que intenta desinflar la protesta prometiendo mejoras en el reglamento de la ley que satisfagan en parte las demandas de los jóvenes.
Temprano el lunes el presidente Humala prometió que no habrá despidos con la flamante ley: «El reglamento no permitirá los despedidos», dijo Humala, un comandante del ejército de 52 años, al instar a los jóvenes de desistir de protestar.
El ministro de Trabajo, Fredy Otárola, se sumó a los anuncios e indicó que los jóvenes recibirán utilidades de sus nuevos empleadores.
La esposa de Humala, Nadine Heredia, primera dama de Perú y presidenta del oficialista partido nacionalista, comanda por su parte desde las redes sociales una ofensiva de propaganda a favor de la ley que incluye a los ministerios de Economía y de Trabajo, entre otros.
Las protestas han estallado cuando Humala remontó este mes en cinco puntos porcentuales su popularidad, que se ubicó en 30% según los sondeos, y en momentos que Perú busca superar una caída del ritmo del crecimiento económico, que en 2014 se situó por debajo del 3%, en comparación a la racha de aumento promedio del PBI de 5% del último lustro.