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Por Stéphane Orjollet/Michel VIATTEAU
Donetsk/Kiev/AFP
Miles de habitantes de la ciudad Donetsk abandonaban este sábado este bastión de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, cialis ante el temor de ataque inminente de las fuerzas ucranianas.
En las últimas 48 horas, ask los enfrentamientos con los rebeldes dejaron 30 muertos entre las fuerzas de Kiev.
Durante la semana, seek el ejército ucraniano ha tomado posiciones a unos veinte kilómetros de la ciudad pero los responsables ucranianos, incluido el presidente Petro Poroshenko, parecían excluir un ataque frontal contra Donetsk y contra la otra gran ciudad rebelde, Lugansk, que dejaría inevitablemente numerosas víctimas civiles.
A pesar de ello, un gran número de habitantes de Donetsk han decidido no arriesgarse y abandonar la ciudad mientras aún es posible.
Según el autoproclamado primer ministro de la república popular de Donetsk, Alexandre Borodai, más de 70.000 de los 90.000 habitantes de la localidad ya se han ido.
El viernes, todos los trenes que salían de la ciudad estaban completos, lo que a pesar de todo es bastante común, explicó un empleado de la compañía ferroviaria.
Las salidas se hacían en la calma, sin desesperación ni escenas de éxodo, pero había largas colas para comprar los pasajes.
Mientras tanto los enfrentamientos entre ambas partes continúan, también en el aeropuerto de Donetsk, controlado por las tropas de Kiev y blanco de las fuerzas separatistas.
El ataque más mortal se produjo el viernes por la mañana en Rovenki, en la región de Lugansk, donde murieron 19 soldados por disparos de cohetes Grad.
Otros cuatro soldados murieron en la zona de conflicto entre el jueves y viernes, y la muerte de otros siete fue anunciada el sábado, llevando a 30 el número de muertos en 48 horas en el bando de Kiev.
Vengar a cada soldado muerto
El presidente Poroshenko alterna declaraciones bélicas, como su promesa del viernes de vengar a todos los soldados muertos «con decenas y cientos» de rebeldes muertos, y otras más apaciguadoras.
El viernes, el mandatario ucraniano recibió en Kiev al alcalde de Donetsk, Olexander Lukianchenko, con quien «examinó las medidas para evitar un derramamiento de sangre y el uso de la aviación y de artillería pesada en la ciudad, para que no haya víctimas ni destrucciones de las infraestructuras vitales», según la municipalidad.
Pero parece difícil que las fuerzas de Kiev tomen Donetsk sin usar aviones y tanques porque los insurgentes, aunque son menos numerosos, están determinados a luchar y cuentan con un arsenal abundante, incluyendo armas antitanque y lanzacohetes soviéticos Grad.
Kiev resiste a las presiones europeas y rusas y se niega a considerar un alto el fuego mientras los rebeldes no acepten sus condiciones, es decir ceder el control de la frontera con Rusia y liberar a todos los «rehenes».
En la ONU, Rusia propuso en el Consejo de Seguridad «elementos» de una futura resolución que exigiría a Kiev y a los separatistas prorrusos un alto el fuego y otorgaría un rol más importante a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Una de las propuestas rusas es que el Consejo «exija de forma obligatoria que las partes en conflicto cesen la violencia».
Pero Ucrania podría difícilmente aceptar esta idea, ya que tema la instauración permanente en el este de su territorio de un «mini-Estado» prorruso, una situación similar a las de Transnistria, en Moldavia, o Abjasia, en Georgia.
Por otra parte, la Unión Europea agregó el sábado a los principales responsables de las autoproclamadas Repúblicas de Donetsk y Lugansk a una lista de ucranianos prorrusos sancionados por su implicación en el conflicto.
