Por Michael Mathes
Baltimore/AFP
Miles marcharon en una Baltimore en calma tras pasar la primera noche de toque de queda, sildenafil medida decretada tras los disturbios derivados de manifestaciones realizadas en los últimos días en reacción a la violencia policial contra la comunidad negra.
Manifestantes blancos y negros, patient marcharon «sin problemas», sick dijo la policía de Baltimore en su cuenta de Twitter, y agregó que «heridos durante la manifestación de hoy.», aunque si luego se confirmó que hubo 35 detenidos
«De esas 35 detenciones, 34 fueron de adultos y una de un menor», indicó Eric Kowalczyk, portavoz de la Policía, durante una conferencia de prensa, al tiempo que se indicó que la noche del martes 15 agentes fueron heridos.
«Sin justicia no hay paz», coreaban los manifestantes, entre ellos estudiantes y escolares, y cantaban: «Hay que enviar a estos policías asesinos a la cárcel, todo el maldito sistema es culpable».
En una de las muchas pancartas exhibidas se decía: «Policías asesinos merecen la cárcel».
También hubo protestas en Nueva York y Boston.
El toque de queda, que entró en vigor el martes a las 10:00 p.m. hora local, se mantendrá todas las noches por una semana en esta ciudad portuaria de 620.000 habitantes en la costa este de Estados Unidos.
Hubo 27 personas arrestadas la noche del martes, según la Policía, varias por violar el toque de queda. Otros manifestantes que desafiaron la medida fueron dispersados con bombas de humo y gas pimienta.
Según estimaciones de la televisión local también se registró un incendio frente a una biblioteca.
Minutos antes del inicio del toque de queda, la Policía patrulló las calles portando megáfonos y hasta un helicóptero sobrevoló esta ciudad ubicada a 60 kilómetros de Washington para prevenir nuevos disturbios.
La Policía advirtió que arrestará a toda persona que se encuentre en la calle durante el toque de queda, a excepción de quienes se movilicen por razones médicas o profesionales. Tropas de la Guardia Nacional fueron desplegadas para apoyar a la Policía.
Pero nada se compara a los disturbios que comenzaron el lunes y dejaron más de 140 vehículos incendiados, 20 policías heridos, 250 sospechosos arrestados y cientos de comercios saqueados, tras el funeral de Freddie Gray, un hombre negro de 25 años que murió por severas lesiones en la columna vertebral ocho días después de haber sido detenido por la policía.
¿Otro capítulo racista?
El presidente Barack Obama consideró que los disturbios en los que culminaron las manifestaciones en reacción a la muerte de Gray generan «preguntas preocupantes» sobre las relaciones entre la policía y las comunidades negras.
«Hemos visto demasiados casos de agentes teniendo contactos con personas, especialmente negros y casi siempre pobres, en formas que generan preguntas preocupantes», dijo Obama a la prensa.
La policía de Baltimore tendrá que hacer «una reflexión», añadió, así como las comunidades que protagonizaron los disturbios.
«Pienso que todos como país debemos hacer una reflexión. Esto no es nuevo. Ha sido así durante décadas», expresó.
Por su parte, la precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton llamó el miércoles a Estados Unidos a enfrentar las «duras verdades» sobre el problema de «raza y justicia» y dijo que «debemos encontrar nuestro equilibrio».
Las autoridades lanzaron una investigación sobre la causa de las graves lesiones de Gray, pero para los miembros de la comunidad negra de Baltimore es apenas el último ejemplo de la brutalidad policial contra sospechosos de ese grupo racial.
La Policía de Baltimore confirmó que Gray solicitó auxilio médico después de su arresto, y admitió que debería haber recibido esa atención médica de forma rápida.
En un video del arresto grabado por un testigo con un teléfono celular, se puede ver a Gray gritando de dolor cuando era arrastrado por varios agentes hacia una camioneta policial.
Estos incidentes constituyen apenas el último capítulo en una serie de enfrentamientos entre la policía estadounidense y jóvenes negros enfurecidos por lo que consideran actitudes racistas.
El año pasado la muerte de un joven negro desarmado, Michael Brown, a manos de un agente de policía blanco en la ciudad de Ferguson, Misuri (centro), provocó protestas en todo el país.
Un video de una mujer negra abofeteando a su hijo de 16 años por participar encapuchado de los violentos disturbios de Baltimore, dio la vuelta al mundo, e incluso el jefe de policía de la ciudad felicitó la maternal reacción.
«Perdí la cabeza», explicó Toya Graham, madre soltera de seis a la cadena CBS.
El gobernador de Maryland, Larry Hogan decretó estado de emergencia en Baltimore, una ciudad que fue de las más violentas a inicios de los 90, pero que luego se calmó con la rehabilitación de algunos barrios, aunque aún quedan zonas de mucha pobreza.