Luis Arnoldo Colato Hernández
El lunes 21 Bloomberg anuncio la mayor caída del Bitcoin, que perdiera 54% de su valor en bolsa, alrededor de $30, 000.00 por moneda, luego de una semana marcada de “pequeños derrapes”.
Tal caída es característico en las criptomonedas, especulativas por definición, y esa significo para los tradings (operadores, corredores de bolsa) la oportunidad de comprarlas “a la baja” – baratas para nosotros los no creyentes -, “congelándolas” hasta que se presente el momento oportuno de vender “al alza”, – con mayor valor -, recuperando su inversión más la ganancia de venta.
A pesar de turbia, la operación descrita arriba es teóricamente un cálculo seguro.
Lo descrito es el día a día para quienes viven en el mundillo de la especulación, las casas de bolsa, mientras que para el resto de mortales, pues bien, gracias!, es un día cualquiera.
Y es que las criptomonedas llegaron para quedarse, por lo que aprender sobre ellas se vuelve imperativo.
Debemos subrayar que estas son recursos especulativos, es decir, se mueven y subsisten en el vaivén de la oferta y la demanda, por lo que considerarlas “objetos de inversión” no es pertinente.
Por otro lado, esa misma naturaleza consistente en la ausencia de controles, las vuelve ideales para otro tipo de actividades: los ciberdelitos, en la denominada “Red Oscura” – Interpol/GraphSense.
En nuestro país y mucho antes del anuncio presidencial sobre el bitcoin, un interesante experimento se adelantó en playa El Zonte, el “Bitcoin Beach”, en el que un inversor anónimo introdujo el uso de ésta entre los habitantes quienes carecen de crédito; el resultado: son hábiles usuarios de la criptomoneda, pero en sus comercios, ya que la playa en cuestión es el mayor paraíso turista en nuestro país, por lo que sus visitantes son personas con recursos que no llevan efectivo; los nativos en cambio y a pesar de ser transistas del bitcoin, no lo usan para ellos mismos!.
¿Qué sucederá si a pesar de lo afirmado por el ministro de trabajo de que el bitcoin no afectará los salarios de los salvadoreños, sí se convierte en salario?, solo debemos recurrir a la memoria recordando que similar afirmación hiciera la administración Flores cuando introdujo el dólar, acabando en apenas seis meses con la economía del colon y disparando la especulación y la violencia social en nuestro país, ligada al retroceso del estado por las privatizaciones que dejaron a la mayoría de la población a merced del hampa, con hasta 35 asesinatos diarios por la anulación del empleo formal y el afianzamiento de la economía informal que se sumara a la migración ilegal con precedente solo en los momentos previos al conflicto con Honduras y por causas similares.
Lo cierto es que el experimento que adelanta la presidencia no tiene paralelo, por lo que el que las demás naciones no se animen a tal audacia debiera alertarnos de sus probables efectos nocivos, por las crudas y durísimas lecciones del pasado, pero, sobre todo, por lo que el simple calculo matemático nos señala: las amenazas son mayores.