Por Leonel Herrera*
El envío de contingentes de soldados a las zonas mineras, probablemente para atemorizar a la población y contener la resistencia comunitaria, confirma el verde de la minería que promueve Nayib Bukele: el verde olivo.
Pobladores de San Isidro han denunciado la presencia militar en las comunidades cuyas tierras poseen alto potencial minero. En este distrito de Cabañas Este se encuentra “El Dorado”, el fallido proyecto minero de Pacific Rim/Oceana Gold, ahora propiedad de la nueva empresa que busca sacar el oro de El Salvador.
Revista Elementos publicó en julio del año pasado que esta empresa es Titan Resources Limited, una transnacional asentada en Estado Unidos y con sucursales en Honduras y Perú. Esta compañía es la nueva dueña de las antiguas propiedades de Pacific Rim, a través de la sociedad Agrícola San José, que compró los terrenos mediante un millonario préstamo del Banco Atlántida.
El 23 de diciembre -horas antes de que los diputados oficialistas derogaran la Ley de Prohibición de la Minería Metálica aprobando una nueva ley que abre las puertas a los tenebrosos proyectos mineros- la UCA publicó una encuesta, según la cual el 60% de la población considera que el país no es apropiado para hacer minería metálica y el 70% piensa que la explotación minera daña al medioambiente.
Con datos aún más contundentes, la encuesta revela que el 94% de la población dice que no trabajaría en la minería y el 95% afirma que es peligroso vivir cerca de una mina. Sólo el 23% de la gente se mostró a favor de los proyectos mineros.
También se han pronunciado claramente contra la minería metálica la Iglesia Católica y las iglesias históricas, las principales universidades del país, las organizaciones ambientalistas y decenas de académicos, investigadores y expertos en hidrología, geología y otras áreas científicas.
Sin embargo, a pesar del llamado unánime de la mayoría de sectores del país, el régimen del clan bukele revirtió de un plumazo la prohibición de la minería y parece decidido a avanzar rápidamente con la militarización en Cabañas, con el posible propósito de tomar el control de los sitios mineros, atemorizar a la población, reprimir cualquier resistencia y luego desplazar forzosamente a las comunidades, a fin de implementar los proyectos extractivistas.
Así que “lo verde” de la minería metálica de Nayib Bukele, en realidad, no sería el supuesto carácter sostenible y de armonía con la naturaleza, sino el “verde olivo” de los militares que podrían asegurar a punta de fusil la realización de los proyectos extractivistas.
Ésa sería la razón por la que la autocracia bukeliana se empeña en fortalecer a las fuerzas armadas con más efectivos, mejor armamento y mayor presupuesto (en detrimento del presupuesto para educación, salud, saneamiento y otras áreas sociales).
Ésta sería también una de las razones para mantener el régimen de excepción, recientemente prorrogado por trigésima cuarta ocasión. Quienes se opongan a la minería podrían ser detenidos por los militares y enviados a prisión bajo las reglas del régimen de excepción.
A la militarización de las comunidades de San Isidro, se suma el acoso y hostigamiento contra Santa Marta. Líderes de esta comunidad histórica de ex combatientes y exiliados de la guerra civil también denuncian la presencia sospechosa de vehículos y personas desconocidas, sobre todo en las noches, recorriendo la comunidad.
Vidalina Morales, vocera de la comunidad y lideresa ambiental reconocida mundialmente, advirtió esta semana sobre la posibilidad de que la Fiscalía General de la República (FGR) esté preparando nuevas capturas de líderes comunitarios, mientras mantiene la acusación sin pruebas contra los ambientalistas antimineros procesados desde hace dos años.
Ojalá esta denuncia despierte la conciencia nacional y llame la atención de la comunidad internacional sobre posibles nuevos abusos de este avaro régimen autoritario que se empeña en la explotación minera, a pesar del amplio rechazo nacional y del grave peligro que ésta representa para el agua, los ecosistemas, la agricultura, la salud y la vida de las generaciones presentes y venideras.
¡Es urgente detener esta barbarie y evitar esta masacre!
*Periodista, analista y activista ambiental.