San Salvador/Prensa Latina
La ministra de Economía de El Salvador, María Luisa Hayem, ratificó la proyección de crecimiento económico de El Salvador de 3.5 a cuatro por ciento en 2024.
En declaraciones a una televisora local, Hayem abordó aspectos del sector en el país y afirmó que El Salvador se enruta a salir del estancamiento gracias a las estrategias impulsadas por el Gobierno del presidente Nayib Bukele.
Como parte del plan gubernamental señaló que se construyen cinco zonas francas luego de 14 años sin que se incrementaran esos conglomerados productivos.
Ahora la buena noticia es que son cinco proyectos los que están en ejecución y es interesante ver la cobertura territorial que están teniendo las inversiones en general, estamos hablando de dos nuevas zonas francas en La Libertad, dos en Sonsonate, una en Santa Ana y una en San Vicente, dijo.
La comparecencia de la ministra coincidió con anuncios de que la tasa interanual de inflación en El Salvador se elevó hasta el 1,78 por ciento en julio pasado, el índice más alto desde diciembre de 2023, según cifras del Banco Central de Reserva (BCR).
En estas alzas inflacionarias influyen principalmente los altos costos de los alimentos y en general de la canasta básica, pese a que el gobierno asumió la creación de más de 40 agromercados para aliviar la cartera de los salvadoreños.
Cifras oficiales indicaron que el índice de precios al consumidor, el indicador usado para medir la inflación, fue superior en julio en 0,3 puntos porcentuales al 1,48 por ciento de junio de 2024.
En relación al crecimiento, el BCR anunció que la producción de bienes y servicios crecerá un cuatro por ciento, sin embargo, en el primer semestre del año el índice de Volumen de Actividad Económica (IVAE) descendió hasta menos 2.1 por ciento.
Según el economista y consultor, Cesar Villalona, el IVAE no es igual al PIB, pero muestra la trayectoria interanual de la actividad productiva, es decir, da señales sobre la tendencia de la producción nacional, y como hasta junio va negativo, afirmó, podemos decir que el vaticinio del BCR está cuestionado por sus propios datos.