Yaneth Estrada
@caricheop
El ministro de Salud, Francisco Alabi, asistió a la reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizada en la ciudad de Ginebra, Suiza para informar sobre la situación de la pandemia en El Salvador.
A la reunión, asistió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, además del director general Mike Ryan, epidemiólogo jefe de la OMS y la científica jefe de la OMS, Soumya Swamithan, entre otras autoridades sanitarias mundiales.
Según explicó Alabi en esta reunión se compartió la estrategia sanitaria aplicada en el país para control de la pandemia que ya superó los 51, 437 casos confirmados de COVID-19, con 1,521 fallecidos y 45, 223 recuperados. Desde el cierre de los aeropuertos y fronteras, los tamizajes comunitarios, la entrega de kits con medicinas y vitaminas hasta la puerta de la casa de pacientes y la construcción de un hospital especializados.
“Muchas gracias, Francisco Alabi, ministro de Salud, por liderar (en nombre del Gobierno) la respuesta ante el COVID-19 en El Salvador, basada en un enfoque integral para frenar la transmisión, capacitar a trabajadores de la salud, impulsar el tratamiento y prepararse para el lanzamiento de vacunas. Estamos juntos en esto”, expresó el director general de la OMS vía redes sociales.
Cabe destacar, que el Foro Nacional de Salud (FNS) aseguró que “el Gobierno hizo un mal manejo de la pandemia” en un informe técnico presentado a la Comisión de Especial de la Asamblea Legislativa que Investiga a las irregularidades del Ejecutivo durante la emergencia sanitaria.
“La situación de la pandemia ha sido mal manejada debido al abandono de algunas comunidades durante la cuarentena obligatoria, el choque entre el Ejecutivo y el resto de poderes del Estado, los casos de corrupción revelados y el colapso del sistema de salud”, detallaron en un comunicado de prensa.
Asimismo, recalcaron que las acciones de la mayoría de funcionarios públicos dejan claro que para ellos y ellas sus intereses económicos y electorales están por encima de la salud y la vida de las personas, y denotan que los peores vicios de enriquecimiento y nepotismo siguen haciendo daño al país.
Entre los indicios de corrupción señalan los casos revelados por medios de comunicación, que retratan el uso de fondos para compras a empresas que, según las investigaciones, han favorecido a familiares, allegados e incluso funcionarios del Ejecutivo.
También, durante la cuarentena domiciliaria obligatoria, declarada inconstitucional por la CSJ, se vulneró derechos con cercos sanitarios, no se dio atención hospitalaria, ni medicamentos a personas con enfermedades crónicas como insuficiencia renal, VIH, diabetes, Lupus, entre otras (muchos fallecieron), y se negó la entrada al territorio, a más de mil salvadoreños, quienes quedaron varados.
“No confiamos en los datos que emite el gobierno. Oculta información”, fueron las declaraciones ante la pregunta, sí creen en los datos oficiales. Este argumento, es apoyado por la Comunidad Científica, académica y Colegio Médico de El Salvador (COLMEDES).
Por sus parte el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, lamentó y acusó a algunos Estados Miembros y a las compañías farmacéuticas de dar prioridad a los acuerdos bilaterales en la compra de vacunas contra la COVID-19, lo que está provocando un aumento en el precio, un retraso en la entrega de las vacunas y creando desigualdades con los países más pobres.
“Incluso cuando hablan del acceso equitativo, algunos países y empresas siguen dando prioridad a los acuerdos bilaterales. Dando la vuelta a la plataforma Kovacs y haciendo subir los precios e intentando saltar al frente de la cola. (…) La situación se ve agravada por el hecho de que la mayoría de los fabricantes han priorizado la aprobación regulatoria en los países ricos donde las ganancias son más altas”, señaló durante la inauguración de 148ª reunión del Consejo Ejecutivo.
A su juicio, esta situación pone al mundo “al borde de un catastrófico fracaso moral”, y, advierte, “el precio de este fracaso se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo”. Además de que cree que la promesa de un acceso equitativo corre un grave riesgo. “Ya se han administrado más de 39 millones de dosis de vacuna en al menos 49 países de ingresos más altos. Solo se han administrado veinticinco dosis en un país de ingresos perdidos, no 25 millones, ni 25.000, solo 25”, se lamenta.
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