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Minotaura diseña su propio laberinto

Perla Rivera

Poeta Hondureña

Todo conocimiento implica un viaje, el principio del viajero es el riesgo, el riesgo de no poder regresar. La escritora Silvia Favaretto nos hace ser protagonistas de un viaje hacia un   laberinto particular, el laberinto de Minos en Creta, pero del que regresamos con una visión de otro tipo de monstruo que lo habita.

La trayectoria del laberinto es la de la humanidad. Cada ser humano es un hombre-toro encerrado en su prisión. La batalla de Teseo es la nuestra para detener al ser oscuro que llevamos dentro. La escritora Favaretto nos plantea un universo donde el mítico Minotauro adquiere cierto humanismo, algunos rasgos que en su mayoría se  encuentran en la parte maternal del ser.

Silvia nos ofrece la idea de un universo como laberinto        espacio-temporal en el que la figura de la mujer  introduce un determinado orden en el caos existente.

Unido al juego de palabras está la genialidad para rematar los finales de sus maravillosos microrelatos, nos sorprende      positivamente a los lectores y crea para nosotros un nuevo discurso narrativo, un nuevo universo místico que no se aleja de los elementos significativos de la historia original.

El color rojo es una constante en este libro, tonalidad que    según la Psicología del color expresa peligro, atracción, pasión, dinamismo, calidez y agresividad, características asociadas al personaje trabajado por Silvia que nos acerca a la       Minotaura.

La imagen femenina en su mayoría es la encargada del aura, de la luz y las promesas, de la protección, los cuidados y las muestras de afecto. Aquí entra en acción el segundo color que más aparece; el blanco que transmite una imagen de bondad, pureza e inocencia.

Somos angustia –como plantea Sartre- angustia que representa  la vida misma en el terrorífico pasillo. Nos rodea la oscuridad que se incorpora como presagio, la forma elíptica es diseñada para no encontrar salida, pero la escritora en este libro nos guía a la escapatoria. Nos susurra que todas las mujeres podemos ser Minotauras,  aún sometidas y esclavizadas al deseo      masculino. Nos muestra que nosotras también devoramos cuando lo hemos decidido, devoramos el ego, y partimos de esa fuerza  cuando queremos superar cualquier trampa.

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Amaneceres de temblores y colores. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil. Sábado,16 noviembre 2024