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Mírame. Por Walter Balmorantes (2a entrega)

Walter Balmorantes

III

Stephanie es una periodista dedicada a escribir notas de la farándula nacional como internacional. Era la responsable del segmento de los “famosos” de una de las corporaciones de televisión más influyentes en el país. Cuando sus colegas se enteraron de la nueva asignación que le hicieron, pensaron que era un grave error del coordinador de prensa. Ella era la seleccionada para cubrir la masacre de cinco jóvenes ocurrida la noche anterior en el municipio de San Juan. Stephanie era la periodista perfecta para darle una cobertura amarillista al hecho. Aunque esto, no era todo el propósito que los propietarios de la corporación televisiva buscaban. Sino solamente, la primera “jugada” en la conspiración llamada yunque y martillo.

 

-¿Y qué voy a escribir de ese hecho? –Le preguntó Stephanie acaloradamente a su jefe de redacción-.

-¿Acaso no eres periodista? ¿A qué fuiste a la Universidad niña? –Le respondió su jefe en tono amenazante.

Stephanie enmudeció repentinamente porque vio cómo su jefe se tornaba en un ogro cazador de noticias. Aunque, realmente ella temió convertirse en una integrante más del ejército de desempleados del país. Sin decir una palabra, dio la vuelta y cerro con extrema suavidad la puerta de la oficina del jefe de prensa, como tratando de no profundizar la brecha que se abrió a raíz de su protesta.

– ¿Qué haré? ¿qué haré? Se preguntó insistentemente. – No tengo ni idea de cómo iniciar la investigación de un hecho delictivo. – ¿Y, si hago lo mismo como si se tratara de un problema de anorexia de una actriz famosa? -Siguió preguntándose para forzarse a encontrar una respuesta inmediata a su problema de estabilidad laboral. –

Pensando en cómo hacer la nota periodística se dirigió a la cocina de la oficina para prepararse un café con canela que tanto disfrutaba tomar, especialmente cuando se encontraba bajo presión. Tomó su tazón favorito y mientras vertía el café escuchó que alguien le dijo al oído:

“Mírame”

Le provoco un sobresalto que le hizo soltar la taza. La cual se hizo añicos cuando llegó al piso de cerámica. Volvió a ver a todos lados, en un estado de agitación y se percató que ella era la única persona que se encontraba en la cocina. No había nadie más. Absorta viendo los pedazos de la taza en el piso estaba cuando la interrumpió al entrar la señora Juana.

– ¿Y qué le pasó niña Stephanie? ¿Se encuentra bien? – Le preguntó la señora Juana con sincera preocupación por su bienestar. –

– No. Quiero decir… si estoy bien, Juanita. – Le respondió Stephanie sin conciencia de sus palabras. Stephanie permanecía en un estado de estupor sin dar crédito de lo que había escuchado o que ella suponía escuchó hace unos minutos.

– ¿Habrá sido cierto o me lo imagine? –Se preguntó Stephanie constantemente sin encontrar respuesta a su inquietante pregunta.

 

IV

Stephanie llegó temprano a su apartamento en una de las colonias exclusivas de la ciudad capital. Este tipo de colonias se caracterizan por ser complejos habitacionales cercados por un muro perimetral y guardias de seguridad, que permiten a sus habitantes la sensación de estar “seguros”. Ella tenía el apartamento amueblado y decorado de tal manera que le daba un ambiente acogedor. Luces indirectas, cuadros y cruces típicos del país. El aire fresco entraba desde su pequeño jardín con plantas de albahaca, orégano, menta y un árbol de limón pérsico. Esto le daba una agradable combinación de aromas. Esto, seguramente por su empedernido gusto a lo cítrico. Stephanie era capaz de poner limón a casi todo lo que comía

Luego de cambiarse ropa para ir a la cama. Fue a la cocina a prepararse algo de comer. No sentía mucho apetito, aunque, frecuentemente le ocurría que terminaba comiendo el equivalente a dos personas. Se decía a sí misma que comía demasiado solamente cuando algo le preocupaba.  Recostada en su largo y cómodo sofá se dispuso a continuar viendo the prisioner of Azkaban una película de la saga de Harry Potter. A pesar de que le fascinaba ver películas, le tomaba entre tres o cuatro días finalizar una. Porque solamente disponía de periodos cortos de tiempo para ello por su variada agenda que pivoteaba entre trabajo y vida social. Tenía toda la colección de las películas de Harry Potter. Le encantaba verlas y volverlas a ver sin mostrar cansancio alguno. Ella gustaba de hacer esto, principalmente cuando sentía una mezcla de sentimientos contradictorios como nostalgia e incertidumbre. La vida de Stephanie transitaba sin ningún tropiezo, sin ningún contratiempo y ni sobresaltos.

 

  • “Mírame”

 

Stephanie despertó exaltada. Llevó su mano izquierda a su frente y palpó su sudor. Lo cual era sumamente extraño porque la temperatura en su apartamento era de 19º C. Se sentó en el sofá todavía aturdida por el sueño y experimentó la garganta seca. Tambaleante por el sueño que aún mantenía, se puso en pie para ir a la cocina y servirse un vaso con agua. No alcanzó más de dos pasos cuando dio un fuerte gritó causado por el dolor en su pie izquierdo. Se desplomo nuevamente en el sofá para ver que le provocaba el dolor cuando vio que tenía un trozo de vidrio incrustado en su pie. Sin todavía entender lo que le ocurría, se preguntó ¿Qué es esto? ¿Cómo me herí? ¿Cómo ha sido esto posible?  No encontró respuestas a sus preguntas sino solamente desconcierto.

 

Ella, aún aturdida por encontrarse entre el sueño y la conciencia, no entendía lo que estaba ocurriéndole. Volvió a ver el piso y se percató que había fragmentos de la taza esparcidos de la sala. Cuando repentinamente, una idea se le alojo en su mente: ¡la voz me despertó! Se puso de pie intempestivamente, sin importarle el dolor y lo dijo con voz fuerte: ¡Sí!… ¡La voz me despertó! Comenzó a caminar erráticamente por toda la sala, tropezando con los muebles y la mirada fija en el piso. Aunque, realmente no veía nada sino más bien estaba en una introspección profunda hurgando en su mente para comprender lo que se le había revelado esa noche. Me estaré volviendo loca. ¡Loca! ¡No puede ser, no puede ser! Stephanie siguió en ese estado repitiéndose una y otra vez las mismas frases como tratándose de convencer de algo que se alejaba de la lógica.

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(Continuará en tercera entrega…)

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Leer primera parte: https://www.diariocolatino.com/mirame-por-walter-balmorantes/

 

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