Renán Alcides Orellana
En el marco de una difícil e incierta situación socio-política y cultural, viagra El Salvador enfrenta un abanico de hechos y demandas, precisamente cuando recién inicia la gestión presidencial del profesor Salvador Sánchez Cerén.
Urgencia de aprobación de reformas para la obtención de recursos, galopante espiral de violencia, renta y extorsión, desempleo, emigración obligada de niños… sin faltar los malabares del accionar político-jurisdiccional, que desgastan sin remedio la paciencia franciscana y el espíritu laborioso de los salvadoreños: dudoso “avance” con riesgo de impunidad en el juicio contra Francisco Flores; juicios de desafuero a diputados por difamación; tiempo límite para elección de magistrados (CSJ, CCR); litigio de Isla Conejo; líos partidarios internos por disputa de candidaturas… y para colmo, de nuevo los posibles diputados y alcaldes tránsfugas hacia cualquier partido político, para alentar su esperanza de reelección en el 2015… Y paro de contar, para decir que esto y más, es parte del panorama complejo y desafiante que enfrenta el nuevo Gobierno del FMLN.
Sin duda, con unidad y esfuerzo colectivo (diálogo-acuerdos), muchos desafíos serán enfrentados y solventados. Y vistos los recientes intentos serios y armónicos de acercamiento y entendimiento, entre las antes antagónicas fuerzas Gobierno-Empresa Privada, cada uno desde su identidad, la población esperaría mejoramiento integral en todos los niveles, como signo del verdadero cambio, tutelado por el nuevo Gobierno.
Desde luego, algunos de estos desafíos escapan al trabajo y buena disposición de los gobernantes., por ser ajenos al accionar de personas honestas. Para ejemplo, dos casos: 1- El juicio contra el ex presidente de la República, Francisco Flores, por desvío y apropiación indebida de varios millones de dólares, donados por Taiwán para obras sociales; y 2 -La actitud de los diputados y alcaldes tránsfugas, buscando reelección por su “enorme interés de seguir sirviendo al país”.
En el caso Flores, hay desconfianza, incertidumbre y falta de credibilidad en la población honrada, sobre el trabajo que realizan la Fiscalía General de la República y el Tribunal respectivo, porque, por alguna razón -dicen- más que pronta y cumplida justicia resulta cuestionable y dudosa su actitud -fría y pasiva- que ellos justifican como producto de su “criterio” incuestionable. Un hecho como este, tan evidente en el aspecto humano, no puede quedar impune, por un incierto y dudoso proceso. Sería una afrenta más para la población honrada, especialmente la más desvalida, víctima de haber sido privada de valiosos fondos, para reparación de sus necesidades inmediatas.
Y, en el caso de los tránsfugas, éste siempre será un mal endémico en el espectro partidista, mientras existan políticos -no todos- que, empecinados y acostumbrados a la vida fácil, de prebendas y componendas, aspiren a seguir disfrutando la comodidad vitalicia que otorgan los cargos públicos, cuando se ejercen sin principios y sin la diligencia y eficiencia debidas, en perjuicio de la población que los eligió. Los políticos tránsfugas son doctos en honrar la famosa y peyorativa frase “a mí no me den, pónganme don´diay”.
Este panorama de hechos y demandas que hoy por hoy enfrenta el país, sólo será rescatable con la unidad, honesta y sincera, de todas las fuerzas vivas de la Nación. Si antes, graves sucesos y sus consecuencias, que pusieron a prueba su espíritu honrado y laborioso, fueron superados ¿por qué no ahora…?
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PUNTO Y APARTE. En el caso de ex presidente Francisco Flores, no profundizar y aclarar quienes fueron los “destinatarios” de los saquitos de los millonarios donativos de Taiwán, no contribuye a la justicia; al contrario -dice la población honrada- más parece mala intención para dar vía libre a la impunidad… (RAO).