Miguel Ángel Dueñas Góchez*
“Durante los últimos seis meses, cardenales, obispos y teólogos católicos han estado deliberando en la Ciudad del Vaticano, discutiendo el futuro de la iglesia y revisando doctrinas y dogmas católicos de larga data (https://www.eleditor.net/comportamiento-humano/no-hay-fuego-en-el-infierno-adan-y-eva-nunca-existieron-dice-el-papa-francisco/)”.
La Iglesia ya no cree en un infierno literal donde la gente sufre. Esta doctrina es incompatible con el amor infinito de Dios. Dios no es un juez sino un amigo y un amante de la humanidad.
Dios no busca condenar sino solo abrazar. Al igual que la fábula de Adán y Eva, vemos el infierno como un dispositivo literario. El infierno es simplemente una metáfora del alma aislada, que como todas las almas en última instancia, se unirá en el amor con Dios “declaró el papa Francisco”.
En un discurso que sorprendió a muchos, el papa afirmó:
“Todas las religiones son verdaderas, porque son verdaderas en los corazones de todos los que creen en ellas. ¿Qué otra clase de verdad hay? En el pasado, la Iglesia ha sido dura con los que consideraba moralmente erróneos o pecaminosos. Hoy ya no juzgamos.
Como un padre amoroso nunca condenamos a nuestros hijos. Nuestra Iglesia es lo suficientemente grande para los heterosexuales y los homosexuales, para los pro-vida y pro-elección. Para conservadores y liberales, incluso los comunistas son bienvenidos y se han unido a nosotros. Todos amamos y adoramos al mismo Dios”. El discurso del papa ha enviado a los tradicionalistas a un ataque de confusión e histeria, al decir; “Dios está cambiando y evolucionando como somos, porque Dios vive en nosotros y en nuestros corazones”.
Cuando extendemos amor y bondad en el mundo, tocamos nuestra propia divinidad y la reconocemos. La Biblia es un hermoso libro sagrado, pero como todas las obras grandes y antiguas, algunos pasajes están anticuados.
Mientras que algunos tradicionalistas y reaccionarios conservadores han despreciado estos esfuerzos, han encantado a los progresistas de todo el mundo.
Creemos que de acuerdo a la laicidad, debemos ser tolerantes y proponer una sociedad de libre pensamiento, donde se fomente la convivencia pacífica, saliendo del encierro basado en el fanatismo religioso.
*Lic. en Relaciones Internacionales.