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Momento decisivo

@arpassv

La actual coyuntura política, marcada por el impago gubernamental a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), es un momento decisivo para la izquierda gobernante. Gobierno y partido deben decidir si continúan sometidos a la estrategia de ARENA o si intentarán algo diferente.

En editoriales anteriores dijimos que la administración del presidente Salvador Sánchez Cerén cometió dos errores garrafales: uno fue poner todas sus cartas en la negociación con ARENA, y no tener un plan B ante la negativa del partido oligárquico de aprobar los fondos; y el otro fue no impulsar medidas de presión (movilización social, acciones jurídicas, estrategia de comunicación efectiva) que obligaran a ARENA a colaborar en la solución de la crisis fiscal.

Por eso llegó el impago de pensiones y la “sinsalida” a la crisis fiscal. ARENA está logrando su objetivo de asfixiar financiera (y políticamente) al Gobierno.

Frente a esto, la izquierda gobernante tiene dos opciones. Una es seguir soportando el acoso de la derecha oligárquica, co-gobernando (en la práctica) con ARENA y aplicando las medidas de ajuste que esta exige amparada en recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI): mayor austeridad, eliminación de subsidios y probablemente incrementos del IVA.

Y la segunda opción es intentar salir del acoso arenero, lanzando una fuerte ofensiva contra los evasores, decretando suspensión temporal del pago de la deuda espuria (los préstamos robados por los gobiernos de ARENA) y movilizando al pueblo para presionar a la derecha oligárquica hasta que vote por el financiamiento necesario para superar el impago y la crisis fiscal.

Si se mantiene en el primer camino, el Gobierno no hará cambios. La gestión Sánchez Cerén seguirá -como ha sugerido su flamante ministro de finanzas- arrodillado ante ARENA, suplicando la aprobación de fondos. Es posible que tenga algún respiro (presionados por los bancos y las AFP, los diputados areneros podrían ceder un poco), pero se mantendrá en crisis financiera: el desgaste y los costos políticos serían enormes, los resultados en las elecciones legislativas de 2018 y presidenciales de 2019 serían desfavorables.

Pero si opta por el segundo, la izquierda gobernante cambiará de actitud y estrategia. El Gobierno se decidirá por combatir la evasión (se necesita un nuevo ministro o ministra de Hacienda), revisará el pago de la deuda externa y movilizará al país a presionar a ARENA para que vote por el financiamiento necesario, a la Sala de lo Constitucional para que no bloquee los ingresos públicos y al Fiscal General para que agilice el cobro judicial de la mora tributaria y recupere los dineros de la corrupción.

La izquierda debe recuperar el valor, la dignidad política y la audacia que siempre tuvo; solo así podría tener resultados diferentes. O el juicio de la historia sería más condescendiente, porque no se rindió y -al menos- lo intentó.

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