Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
El 8 de Octubre de 1969 se mantiene en el corazón de la “vieja afición salvadoreña”, como la fecha histórica más grande y trascendental de todos los tiempos para el fútbol de El Salvador. Fue en tal oportunidad que jugando un tercer partido en Kingston, Jamaica contra Haití que la azul y blanco con gol de Juan Ramón “Mon” Martínez al minuto 14 del primer tiempo extra clasificó por primera vez a una Copa Mundial de Fútbol, en este caso la de México 70. En esta ruta clasificatoria se dejó en el camino a Surinam (6-0, 1-4); Curazao (1-0,2-1); Honduras (0-1, 3-0 y 3-2) y Haití (2-1,0-3 y 1-0). Y en el Mundial 70: 0-4, ante México, 0-3 con Bélgica y 0-2 frente a Rusia.
Histórica clasificación nocturna tras un partido de 120 minutos, seguido a la distancia a través de la “KL” que en varios tramos del juego perdía la señal, haciendo más terrible el sufrimiento y “socazón” de miles de salvadoreños que al sonar el pitazo final terminaron sin uñas de las manos. Final que instantáneamente y como por el efecto de un resorte, activó un carnaval de locura en todo el país, celebrando ruidosamente hasta el amanecer. Aquello fue un festejo espectacular a largo y ancho de todo el territorio nacional, con lágrimas incluidas y las aguas locas agotadas.
Varias horas después, el seleccionado nacional, en donde brillaban con luz propia jugadores pura sangre como los porteros Walberto Fernández y “Calero” Suárez; los defensores Roberto “Burra” Rivas, Salvador Mariona, Jorge “Indio” Vásquez y Mauricio Manzano; en la volantía con Antonio “Ruso” Quintanilla y Flamenco Cabezas, atacando con Mario Monge, Elmer Acevedo, Mon Martínez y Pipo Rodríguez, aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Ilopango para hacer un recorrido de la victoria sobre todo el Bulevard del Ejército topado hasta las banderas por eufóricos chicos y grandes.
EL ENGAÑO AL HEROE
De acuerdo a la versión del historiador, Orestes Membreño, “cuando los seleccionados fueron recibidos en Casa Presidencial, el Presidente Sánchez Hernández le ofreció al héroe y artillero “Mon”, una casa de las que antes construía el IVU. Varios días después, “el cañonero oriental” se apersonó a las oficinas del IVU para retirar la documentación y le salieron con 300 colones que eran para que pagara la prima de la casa ofrecida.
Tal sorpresa no le causó ninguno gracia y desde entonces, muy disgustado, metió distancia con los medios de información en general, por considerar que se habían prestado para utilizar su imagen con fines políticos propagandísticos. Siguió jugando y muy efectivo con su potencia goleadora, pero un día, tras haberse coronado Campeón de 1981 con el Atlético Marte se marchó rumbo a la “tierra prometida” para reiniciar su vida y sin mayor comunicación con el país. El año pasado vino a esta capital para los trámites alusivos a su pensión vitalicia, aprobada por la Asamblea Legislativa anterior para los mundialistas de México `70 y España `82”.
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