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ASOCIACIÓN INTERSECTORIAL PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y EL PROGRESO SOCIAL – CIDEP –
San Romero de América, order como ha sido denominado a nivel popular el Arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, health nació en Ciudad Barrios departamento de San Miguel el 15 de agosto de 1917; se caracterizó por ser un sacerdote caritativo, sick desinteresado y preocupado por los sectores más desfavorecidos del país. El 24 de marzo de 1980, fue asesinado mientras oficiaba una misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia.
El trabajo pastoral de Romero ha trascendido a nivel internacional, ya que en el año 2010 la Organización de las Naciones Unidas -ONU- adoptó la resolución que proclama el 24 de marzo como Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, cuyo fundamento primordial lo constituye su legado como un incansable defensor de los derechos humanos.
Con su Beatificación, realizada en mayo del año pasado, se ha iniciado el proceso oficial de canonización a pesar de los obstáculos impuestos por la burocracia eclesiástica, la derecha radical y algunos sectores de la misma iglesia católica, que no lograron ver el significado real de su legado pastoral y profético.
Más allá del significado religioso de este proceso, el aniversario de su martirio se convierte en una oportunidad para actuar por cambiar el rumbo actual del país, asumir injusticias pasadas y reconocer las actuales, muchas de ellas denunciadas por este mártir que acompañó a miles de víctimas que habían sufrido alguna violación a los derechos humanos en aquel momento; y que si estuviera entre nosotros ahora, seguramente repetiría muchas de sus homilías en referencia a las situaciones de pobreza, injusticia, exclusión social y violencia que también están dejando víctimas inocentes sobre todo jóvenes.
Dar la luz del evangelio a quienes lo necesitaban, convertirse el mismo en una luz para los excluidos, los marginados, los pobres, las víctimas de tantos atropellos, llamar a quienes ciegamente violentaban los derechos de los demás, esa fue su misión en la tierra; y ahora como nuestro San Romero de América, nos invita a reflexionar, retomar sus palabras y trabajar en unidad para construir un país en paz, con justicia, solidario, con igualdad de derechos para todas y todos.
CIDEP, recuerda ahora más que nunca su llamado a transformar la realidad y combatir las injusticias y lo asumimos como un llamado a un compromiso social y humano de todas y todos, ya sea individual o colectivo, reconocemos su mensaje de vida y su vida misma como un ejemplo a seguir.
Vivimos y recordamos ahora su mensaje de esperanza para las poblaciones más vulnerables, en defensa de la vida y la dignidad del ser humano. Invitamos a la población a comprender y hacer propio su legado como una forma de luchar por la verdad, la justicia y la paz en El Salvador.
