Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Las integrantes de la Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral retomaron este segundo domingo de Cuaresma la Homilía pronunciada el 11 de marzo de 1979, que tituló “Cuaresma y Transfiguración del Pueblo de Dios”.
Teresa Alfaro, integrante de la Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral, manifestó, retomando algunos pensamientos de esa Homilía del Obispo Mártir, a un cambio en la conciencia de cada cristiano.
“En El Salvador, todos somos pueblo salvadoreño, pero hay muchos que no son pueblo de Dios, porque el pueblo de Dios se construye en alianza como hizo Abraham, como hizo Elías. Y hacer alianza con Dios, es hacer su voluntad, es salvar y santificar a los hombres y no aislada mente, sino constituyéndonos en pueblo”, reseñó.
“En nuestra patria salvadoreña la familia y la comunidad, siente todo lo duro de nuestra realidad, todo el veneno del mal, crímenes, distorsiones en la verdad, maquinaciones políticas indignas, manejos de sobornos a la justicia, y el abuso de la riqueza y del dinero”, refirió de la homilía. Asimismo, en la procesión de ofrendas se presentó la leña y la cruz, como símbolo del camino al monte Moria, que ejemplifica la total entrega de Isaac y de Cristo a la voluntad de Dios. Así también, presentaron la imagen de la “transfiguración” como símbolo del amor del Padre que dio a su hijo Jesucristo.
“El pueblo de Dios cree que a pesar del mal, hay esperanza del bien y como Elías clama al cielo gritando -ya basta Señor-, imitemos la fidelidad de Abraham y de Elías, aún cuando aparezcan apagadas todas las luces y cerrados todos los caminos”, citó.
“Nuestro desierto, nuestra cuaresma, nuestra sangre, todo eso se puede convertir en liberación, en luz, en consuelo y en esperanza. Queridos hermanos ya es tiempo de madurar una Semana Santa en nosotros, ya no es tiempo de vivir Semanas Santas que consisten en procesiones que dejan el corazón tan incrédulo, tan materialista y egoísta como antes de la procesión”, dijo Alfaro al leer la homilía de san Romero. Sobre la reflexión del contenido de la Homilía, añadió Teresa Alfaro, se encuentra la invitación de Monseñor Romero, a repensar que tipo cristiano quiere ser cada quien. Que la conversión personal se traduzca en la madurez de trascender y cambiar su entorno por el bien común. Desde su hogar, la comunidad, el país y el mundo.
Que las soluciones del país no sean de odio y violencia, que solamente sirven para retrasar el verdadero proceso de cambio y progreso del pueblo salvadoreño, por lo que Monseñor Romero siempre abogó por prepararse para una “Cuaresma y una Semana Santa que nos renueve de verdad”, en la cual todos los actores sociales, políticos, económicos, religiosos y pueblo en general tenían igual responsabilidad y participación. “Esta es la transformación que necesita la patria, esta es la transfiguración de Cristo. Cristo que desde la altura de una montaña no para alejarse de los hombres, sino para ponerse como ejemplo para decir que lo único que vale es una felicitación del cielo”, homilía 1979.