Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Vivir en esta nación es un privilegio, sickness acá la guerra civil nos permitió optar por un futuro, sale un destino, and la condición singular que interpretábamos en aquellos aciagos días. El tiempo parece atraparnos en visiones del pasado, el presente y el futuro, estos elementos a fin de cuentas son uno, la unidad en la temporalidad es la misma en toda nuestra vida, así es la figura de Monseñor Romero que une el tiempo en uno al proclamar un futuro posible de amor y solidaridad; su lectura de la justicia social fue similar a la defensa de Fray Bartolomé de las Casas ante las atrocidades de tiempos coloniales contra las etnias americanas; fue el año de 1511 con el Sermón de adviento en defensa de los pueblos originarios americanos, que pronunció: “Para dároslo a conocer me he subido yo aquí, que yo soy la voz de Cristo en el desierto de esta isla, y por tanto me conviene que con atención, no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual voz será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás pensasteis oír […] Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan oprimidos y fatigados, sin darles de comer y curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir oro cada día?”… por esta acción se recuerda a un hombre cinco siglos después, por su defensa a los más desprotegidos ante el poder imperial de aquella época; en nuestro pueblo la voz de Monseñor Romero actuó de igual forma al pronunciar: “En nombre de Dios, les pido, les ordeno, dejen de disparar”, actitud valiente que provocó su asesinato durante el ejercicio de su ministerio sacerdotal.
El tiempo determina y reconoce a quienes defienden la justicia, pero más determinante que él es la Verdad, esa categoría que reconoce a sus protagonistas, así, acumular tiempo es envejecer, mientras acumular verdad es trascender el tiempo…de alguna manera es una misión espiritual de estos gigantes de la justicia.
Ignacio Ellacuría también refirió en sus escritos: “La verdad es un juez instantáneo”, “La verdad es la puerta del futuro”, notable conclusión, sus palabras otorgan el mérito negado durante tantos años a un hombre que habló por su tiempo. Cuando el Vaticano reconoce el martirio por la fe de Monseñor Romero, se inicia una época de inmensa alegría, porque la verdad triunfa, la justicia se pronuncia en defensa de aquella maravillosa voz y el tiempo pronuncia su veredicto definitivo. Es un acto inmensamente feliz que abraza incluso a sus enemigos, bajo el mandamiento de amor y perdón del Jesús histórico.