Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
En la misa celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana, bajo la organización de la Comunidad de la Cripita Monseñor Romero, se habló de la importancia de la pastoral del Obispo Mártir, quien en sus homilías siempre se refirió al compromiso del cristiano con su prójimo y su iglesia para transformar la sociedad. La misa estuvo presidida por el vicario Carlos Campos.
“Ella quiere despertar en nuestro corazón el sentido de trabajar en esta tierra con el corazón puesto en el cielo”, dijo Monseñor Romero en su homilía (1977), por lo que en las ofrendas ante el altar se presentó el escapulario representativo de la Virgen del Carmen.
“La protección de la virgen del Carmen se hizo sentir tan poderosa que aún ahora a siglos de distancia y aún donde no hay carmelitas, está siempre el escapulario como una protección de la virgen llamando al pueblo y tomando al pueblo como un hijo predilecto”, manifestó en su momento Monseñor Romero.
En las ofrendas al altar se presentó la Santa Biblia, en representación de Jesús en el Evangelio, en donde muestra el sentido profundo que Dios le da al “Reino de justicia, amor y libertad” , y el compromiso que sea la humanidad, quien lo cultive y esparza, como una esperanza de otro posible.
Jesús explica como sembrar la semilla para que de buen fruto y Monseñor Romero dijo que “la palabra de Dios era una semilla que trae conflictos” porque no se podía alterar ni acomodarse a los propios intereses de las personas. Por tanto, el compromiso del cristiano será siempre sembrar la palabra de Dios en buena tierra y que sus frutos sean de paz, justicia y amor.
“En esta hora (1977) que todos conocemos como una hora de persecución a la iglesia, con sus sacerdotes asesinados, expulsados, torturados, la iglesia salvadoreña también levanta los ojos a la Virgen y le pide una señal de protección”, palabras de San Oscar Romero.
La Comunidad Monseñor Oscar Romero de la Cripta de Catedral invitó a la feligresía a seguir fieles a la Iglesia y retomar el mensaje pastoral de San Oscar Romero quien llamó a cada cristiano a “hacerse un examen de conciencia para evaluar que clase de cristianos somos: buenos, inconsistentes o indiferentes”.