Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
El padre Fredy Sandoval presidió la homilía este domingo en la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador, donde destacó sobre la creencia de Jesús a pesar de cualquier adversidad. Así como lo hizo Monseñor Óscar Arnulfo Romero.
“Profesar la fe y seguir a Jesús, en este contexto, no es fácil. Los que hemos vivido en los años 70, 80, 90 en nuestro país sabemos lo que significa, creer, celebrar la misa, reflexionar la palabra de Dios, formar comunidades, seguir a Jesús en tiempo de persecución”, dijo Sandoval, ya que, en ese tiempo, se vivía una fuerte dictadura militar y que iglesia muchas veces era objeto de críticas por la denuncia hacia las violaciones de derechos humanos.
Monseñor Romero fue un fiel defensor de los derechos humanos, sobre todo, de aquellas personas campesinas pobres. Romero pedía al Estado militar que cesara la represión y persecución.
En ese tiempo de persecución que vivió el Santo, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, “sabemos que él fue perseguido, amenazado, hasta ser asesinado, hemos tocado con cercanía lo que significa la amenaza, el peligro y el mismo miedo que tenían los discípulos después de la muerte y crucifixión de Jesús”, enfatizó el sacerdote.
Sobre la creencia de Jesúscristo, el padre recordó que al anocher en el día de la resurrección y estando cerradas las puertas de la casa donde encontraban los discípulos por miedo a los judíos se presentó Jesús y en medio de ellos les dijo “la paz esté con ustedes”, dicho esto les mostró las manos y el costado; cuando los discípulos vieron al señor se llenaron de alegría.
El discípulo Tomas no estaba con ellos cuando llegó Jesús y los otros discípulos le decían “hemos visto al señor” pero Tomás le contestó si no veía en sus manos la señal de los clavos y si no metía su dedo en los agujeros de los clavos no creería. Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos, Jesús se presentó de nuevo y les dijo “la paz esté con ustedes” luego le dijo a Tomás “aquí están mis manos, acerca tu dedo, trae acá tu mano y métela en el costado y no sigas dudando, sino cree”.