Alma Vilches
@AlmaCoLatino
En la Cripta de Catedral Metropolitana, los feligreses participaron de la misa dominical, donde se reflexionó el mensaje profético de Monseñor Romero, quien invita a construir la pirámide del bien común, donde todos están llamados a poner esa piedra de responsabilidad y compromiso.
El obispo mártir recuerda la parábola del buen samaritano, que no solo significa llevar al prójimo a ponerle las vendas y el aceite, sino dar y darse a los demás, porque en eso consiste la riqueza de Jesús.
Para Monseñor Romero, la palabra de Dios invita a la interioridad, donde cada hombre puede aportar mucho de bien, porque no es alejando como se construye el bien común, no es expulsando a los que no convienen como se va a enriquecer el bien de la patria, sino es tratando de ganar todo lo bueno que hay en cada hombre.
“Aportando cada uno su propia interioridad, su propia responsabilidad, su propio modo de ser, se levanta esa hermosa pirámide que se llama el bien común, el bien que hacemos entre todos y que crea condiciones de bondad, confianza, libertad y paz, para que todos construyamos la República”, señaló en ese momento el santo salvadoreño.
Durante la homilía de este domingo, el sacerdote Guillermo Palacios, dijo a la feligresía que amando a Dios se es capaz de amar al prójimo, el hombre siempre ha considerado que el ser de los sentimientos o del amor está en el corazón, porque es el órgano más vital que bombea la sangre a todo el cuerpo.
“Cristo nos ha enseñado a amar con la fuerza que él nos ha amado, sus manos y pies que son signo de nuestra fuerza clavados en la cruz por amor a nosotros, traspasados por los clavos únicamente por amor; te ha amado a ti que eres su prójimo, que en algún momento hemos sido enemigos del Señor y de la cruz”, reiteró.
El religioso externó que el Señor manifiesta su amor en la cruz, sin embargo, para dar amor a los demás, primero es necesario llenarse del amor de Dios y luego entregarlo al prójimo, eso no significa dar sobras o miserias, sino es brindar un amor de calidad a quienes le acompañan en el camino de la vida.
Al momento de la procesión de ofrendas se presentó los 10 mandamientos, meditados por Monseñor Romero, simbolizando su preocupación porque cada hombre y mujer los comprenda, respete y cumpla como Dios manda.
Asimismo, se presentó la frase “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, simbolizando que el amor debe comenzar en cada uno para darlo al prójimo, sin descuidar el amor propio.