@JoakinSalazar
Previo al conflicto armado en El Salvador, medical la situación de la violencia y represión contra el pueblo salvadoreño era denunciado por la voz de aquellos que no tenían voz, Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Más de 36 años han transcurrido y la violencia en la actualidad sigue recordando las palabras de Monseñor quien invitó al pueblo salvadoreño a vivir bajo la misericordia de Dios, en convivencia a través de una verdadera comunidad.
“En esta hora pascual, yo les recomiendo que dediquemos toda esta temporada de pascua, en un propósito de vivir en comunidad, no es simplemente una sociedad humana, la parroquia, la diócesis, sino que nace desde ese soplo que exhaló Jesús al recibir resurrección, en el que nos dijo recibamos el Espíritu Santo”, dijo Monseñor Romero en una de sus homilías del segundo domingo de pascua.
Bajo este ideal, la Comunidad de la Cripta de Monseñor Romero, en Catedral Metropolitana, celebró su tradicional eucaristía con la presencia de Monseñor Benigno Rodríguez, de la Arquidiócesis de Los Ángeles, Estados Unidos, salvadoreño que migró como consecuencia del conflicto armado.
Monseñor Rodríguez instó a la feligresía salvadoreña para orar por la paz en El Salvador, como también la pronta canonización del Beato Monseñor Oscar Romero, quien a su juicio debe ser la Luz que ilumine a El Salvador para encontrar salida a la violencia e inseguridad que golpea el país.
“A la comunidad salvadoreña en Estados Unidos, yo les pido que oren por El Salvador, y por Monseñor Romero, para que todo esto termine pronto”, dijo sacerdote a la feligresía en la Cripta.
La homilía, que estuvo a cargo del Párroco de la Iglesia de El Rosario en San Vicente, Mauricio Merino, estuvo dedicada a pedir por la paz salvadoreña la cual se gana a través de un cambio social de que la misericordia de Dios envuelva a su pueblo, para no ser indiferentes a la situación social que agobia al prójimo, sino por el contrario ser partícipe de los cambios sociales.
“Cristo ha resucitado y él está entre nosotros”, fueron sus palabras al terminar su homilía, en el que detalló las palabras de Monseñor Romero, en que Cristo infunde un nuevo espíritu a la humanidad con el soplo de vida de Cristo para que florezca el amor y la misericordia en todas las comunidades y la sociedad en general.
En cuanto a la dedicación de las ofrendas, la misa en la Cripta estuvo dedicada a la ordenación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, que este cuatro de abril, pero de 1942, fue ordenado como sacerdote en Roma, Italia.