@AlmaCoLatino
Treinta y seis años después de su martirio, el mensaje de Monseñor Romero sigue resonando con actualidad. Celebrar su memoria significa un compromiso en la construcción de una cultura de la vida, que es un llamado a ser constructores del reino de la paz.
Ninguna persona puede favorecer la cultura de la muerte en que se vive, es un deber convertirse en constructores de paz para moldear una cultura de la paz y de la vida. Todos somos llamados a superar las profundas raíces de la violencia: exclusión social, la idolatría del dinero, la impunidad y el individualismo.
El sacerdote Mauricio Merino dijo, en la celebración dominical en la Cripta de Catedral Metropolitana, que se debe seguir el ejemplo de vida de Monseñor Romero, quien recorrió el camino de la justicia, de la verdad, de la no violencia y la fraternidad.
“Monseñor Romero nos invita a la cordura y a la reflexión, al respeto a la vida y a la concordia, es necesario renunciar a la violencia de la espada, la del odio, y vivir el amor, lo que dejó a Cristo clavado en una cruz, lo que hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros”, expresó el religioso.
Asimismo, Merino reiteró que el testimonio de Monseñor Romero es un legado que continúa en la Iglesia y en la sociedad, ya que es considerado como el pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico del Reino de Dios, Reino de justicia, fraternidad y paz.
El nuevo beato “ha sido la luz del mundo y la sal de la tierra”, sus perseguidores han desaparecido y han sido olvidados, pero Romero continúa iluminando a los pobres y marginados de la tierra y es porque se ha convertido en un salvadoreño universal.
Monseñor Romero rechazó los momentos donde predominan las conductas violentas, donde se desprecia la vida y se corre el peligro de que la indiferencia y el desinterés se perpetúen, es necesario exaltar las figuras que han dejado huella respecto a los ideales de justicia, paz y cordialidad.
De monseñor Romero destacan su cercanía al pueblo, misericordia, profecía, capacidad de comunicar esperanza y servicio a la palabra con verdad, plasmada en sus homilías, donde sus predicaciones, dadas en circunstancias de violencia, crímenes horrendos, desesperación, odio, impotencia e impunidad, siempre hacian eco a la paz y el amor.
Durante la celebración, al momento de la oración de los fieles y de una forma especial se pidió por las familias, la sociedad y el mundo para que se reproduzca el modelo de reinado que Jesús enseña, no para dominar, sino para promover a cada ser humano.