Alma Vilches
@AlmaCoLatino
“Ustedes tienen que ser luz del mundo, una luz que no se pone debajo de la mesa, sino en alto para que ilumine a toda la casa, el hombre brilla cuando es más luz del Señor, cuando hace de su profesión un servicio a la humanidad, cuando como lámpara se va consumiendo, mientras ilumina como comunidad e iglesia”, fue la reflexión sobre el mensaje de Monseñor Romero en la misa dominical en la Cripta de Catedral Metropolitana.
María Teresa Alfaro, miembro de la Comunidad de la Cripta de Monseñor Romero, dijo que en ese momento el obispo mártir hizo un llamado a ser como una ciudad iluminada y sal de la tierra, la cual sirve para dar sabor, pero cuando se hace insípida no sirve de nada.
Agregó que cuando la predicación y ejemplo de un cristiano se ha trastornado en un servilismo, adulación y quedar bien con el mundo, se convierte en una lámpara apagada.
“Este domingo que Cristo es la luz nos habla que todo cristiano debe ser símbolo de luz que brilla ante los ojos del mundo, que nuestros ejemplos de vida sean luz para la gloria de Dios”, manifestó Alfaro.
Monseñor Romero en sus predicaciones señaló que en la iglesia algunos reciben con amor la palabra de Dios, mientras otros la rechazan, pero también es momento de ver si las comunidades y el trabajo eclesial es verdaderamente como un micrófono de Dios,
“Les quiero suplicar queridos hermanos que si son de verdad cristianos nos comprometamos a ser de nuestra iglesia, la iglesia fuerte, que relaciona su vida con la vida de Dios y desde allí ilumina, habla al ambiente y es verdadero pueblo de salvación”, expresó en aquel momento el arzobispo de San Salvador.
Además, indicó que un cristiano está llamado por vocación a ser signo de luz y liberación en el mundo y en medio de las realidades donde se encuentra inmerso, es una invitación concreta para quienes se consideran servidores de Jesús, ser portadores de fe y esperanza frente a tanta angustia, sufrimiento y muerte que se imponen.