José Antonio Velis,
Periodista y docente universitario.
La personalidad de Monseñor Romero presenta una serie de cualidades, en esta ocasión enfocaré una faceta específica, mostrar la clasificación antológica que se le está dando en las letras salvadoreñas y cómo también su personalidad ha sido, símbolo de inspiración creativa para los escritores nacionales, artistas latinoamericanos y del mundo entero en sus diferentes expresiones estéticas. Vemos también una extensa producción a través de sus valiosísimas homilías y algunos análisis literarios que se están haciendo de la retórica de sus mensajes, de los cuales se está extractando la composición metafórica de sus pensamientos, plasmándose en singulares poesías. Es muy halagadora la inspiración que está produciendo su historia personal, su pensamiento, su intelecto, repercutiendo en escritores, poetas, sociólogos, y críticos a través de sus ensayos, poesías, tratados, biografías esculturas, obras de teatro, pinturas que enriquecen para orgullo nuestro la cultura nacional y universalmente la imagen de Monseñor. Enfatizo otro elemento, fue característica su alta y ponderada Oratoria, género, que no solo iguala, sino que supera, podríamos decir, a los famosos clásicos de la literatura en este rubro. Monseñor Romero, apóstol moderno de Jesús, asistido por la luz del Espíritu Santo que no la tuvieron otros clásicos. Desde luego que su inspiración divina se vuelve convincente, motivarte, profundamente persuasiva, conmovedora y valiente por esa palabra que la pone al servicio de los más pobres de la sociedad salvadoreña, su humanismo ejemplar para América Latina. Esta retorica sacra y mística, es cualidad que enriquece como género artístico la cultura de El Salvador. Todo esto es maravilloso, es otra faceta de su identidad personal por cierto prolífica, fuera del enfoque prioritario como Arzobispo, Sacerdote, eminente teólogo, sociólogo, filosofo, humanista, capacidad de liderazgo y organización, por su sabiduría, por condenar la violencia institucional y por velar por el respeto de los derechos humanos en momentos de sangrienta lucha que vivió la nación en los inicios de la guerra civil, por ello se le reconoce su merito, al ser condecorado con el titulo Doctor Honoris Causa en la Universidad de Lovaina, Bélgica, el día 2 de febrero de 1980 y postulado como candidato al Premio Nobel de la Paz para orgullo del país en Centroamérica, al mismo tiempo en que era postulado por su humanismo cristiano y santo Madre Teresa a quien fue otorgado y Monseñor quien la conocía lo elogió.
No obstante que enfoco el Tema Monseñor Romero y las Letras, no quiero omitir el honor académico que le confirió la Universidad de Georgetown, EEUU. Al concederle el título de Doctor Honoris Causa en Letras Humanas», el 14 de febrero de 1978 en la Catedral de San Salvador. Precisamente porque era evidente su alta sabiduría humana y en las letras puestas al servicio del pueblo al enfrentarse a los hacedores del mal que reprimían y masacraban, Monseñor saliendo en defensa de su pueblo, sin importarle el riesgo de su vida misma. Monseñor Romero expreso con infinita modestia, el agradecimiento al gesto de la Universidad de Georgetown, y dijo en aquella ocasión, que este generoso acontecimiento académico, tenía cuatro dimensiones que con la iglesia y el pueblo agradecía con actitud inmortal y lo planteo así sus palabras: 1-Como un sólido apoyo a la causa de los Derechos Humanos. /2-Un reconocimiento a los colaboradores de esta causa. / 3- una solidaridad de consuelo y esperanza para con todos los que sufren el atropello de su libertad y de su dignidad humana. / 4- un eco de la denuncia y de la llamada a la conversión. Desde luego que para dar una respuesta objetiva de que Monseñor Romero, ya está siendo considerado como un literato, poeta profeta como lo cataloga el poeta y escritor Alfonso Velis Tobar en uno de sus estudios sobre Monseñor; y el primer homenaje poético a Monseñor, en el Diario El Mundo en edición del 22 de marzo de 1986, de la recordada pagina literaria Los Cinconegritos bajo responsabilidad de los poetas Joaquín Meza y Alfonso Velis Tobar, en que aparecieron poemas de Monseñor Romero extraídos de su palabra y acerbo espiritual. Una de estas poesías de Monseñor se titula «El temor es algo humano»:
«El temor es algo humano, / todos lo tenemos. / Mi deber es estar/ junto a mi pueblo / y no sería conveniente / que yo mostrase miedo. / Yo le pido a dios/ que, aunque sea con miedo/ siga cumpliendo con mi deber / con lo que creo que es necesario. / Cuando venga la muerte, / vendrá el preciso momento / que Dios ha escogido / para mí».
La verdad que el temor es algo muy natural de los seres humanos, pero en Monseñor el temor tomo una dimensión de compromiso que le hizo tener una fuerza valiente para enfrentar a todo lo que viniere en su contra, por la causa de los pobres y de su pueblo. Así vemos otro de sus poemas extraído de su radiante oratoria que se titula: «Se que mi hora se acerca», oigámoslo:
«Sé que mi hora se acerca / y presiento / que mi misión no acaba / sino que comienza. / Hasta el fin del mundo / quiero permanecer en la tierra/ junto a los hombre, / luchando con ellos / por la liberación. / No puedo gozar / y no quiero descansar/ mientras haya hombres / a quien liberar. / Cuando la historia acabe / y la liberación sea total, / entonces reposare / con todos los elegidos / y gozare eternamente / de la alegría de Dios.»
Aprovecho para ofrecerles también algunos fragmentos de las hermosas homilías de Monseñor, dichas durante sus tres años de Ministerio Arzobispal, voz y palabra inmortal de reflexión espiritual que para los investigadores e historiadores serán capítulo especial de la literatura salvadoreña en literatura humanística sacra y sapiencial como se dice de los escritos de las sagradas escrituras. A continuación les expreso algunos pasajes, pueden servirnos de enseñanza moral, de reflexión espiritual para nuestra vida social y cristiana. Estas elocuentes palabras que llevan un mensaje de consuelo, de esperanza fueron dichas por Monseñor desde el pulpito de Catedral el 17 de diciembre de 1978:
«Yo les invito hermanos a que en esta semana, en estas horas en que en El Salvador parece que no tiene lugar para la alegría, escuchen a San Pablo, como nos repite: «hermanos estén alegres». Si en la historias de Nuestra patria se ha entenebrecido los cielos, no desesperemos «somos una comunidad de esperanza.
Otras convincentes palabras, que expreso Monseñor Romero el 18 de febrero de 1979 son: «Preguntan por nuestra contribución. ¿Que tenemos para ofreceros en medio de las graves y complejas cuestiones de nuestra época? Muchas veces me lo han preguntado aquí en El Salvador. ¿Que podemos hacer? No hay salida para la situación de El Salvador? Y yo, lleno de esperanza y de fe, no solo de una fe divina, sino con una fe humana, creyendo también en los hombres, digo: sí, hay salida; pero que no se cierren esas salidas. La iglesia solo aporta un valor: la esperanza en los hombres».
Otro hermoso fragmento de una de sus homilías, de gran retorica sencilla, dicha en 3 de julio de 1979 es el siguiente: ‘Esta es la verdadera promoción: la santidad. El Espíritu de la Santidad. Se da precisamente para arrancar a los hombres de sus pasiones, de sus Idolatrías, de sus pecados, de sus desordenes, de sus egoísmos, de sus Injusticias. Denle gracias a Dios que la Iglesia cumple ese deber, y no se Disgustan cuando la iglesia señale el pecado en el mundo y quiera. Arrancar a sus hijos de ese pecado. Cuando le dice a la fuerza política: «no abusen»; cuando le dice a la fuerza económica: «no abusen», no se disgustan, se está metiendo la iglesia más que en el cumplimiento de su deber de Derrocar el pecado del mundo y promover a los hombres por el verdadero. Camino de la promoción y de la santidad.
Y en este seguimiento dentro de la ilación de estos fragmentos de sus homilías, Monseñor nos indica que para llegar a una armonía y orden social, en sus anteriores palabras, por ende nos orienta cual es primero «la verdadera promoción» y precisamente para superar las crisis y conflictos sociales y porque no decir también familiares, Monseñor nos enfatiza el camino concreto, a través de la siguiente mensaje, dice así:
«Como Pablo a los corintios, yo les digo a ustedes sus mismas palabras: No encargo el servicio de reconciliar. Nos ha confiado el mensaje de la Reconciliación. Que seamos ante todo pastores haciendo una iglesia de Reconciliación. La Iglesia es una misionera de la reconciliación, y tiene que decirles a unos y otros, a pesar de sus opciones que los diferencian: Ámense, reconcíliense con Dios.»
Por otra parte, también su altísima y noble identidad ha inspirado a escritores y poetas, al resaltar su vida, su proyección social y humana que realizo con valentía ante los problemas nacionales: y tenemos al Presbítero y Doctor Jesús Delgado, que ha producido una las biografías más valiosas y completas de Monseñor Oscar Arnulfo Romero; en cuanto se refiere de este noble, humildísimo y sabio Arzobispo; el Teólogo y Doctor en Filosofía, Arnoldo Mora R. Ha producido una selección de notas a través de su libro titulado «Monseñor Romero». Decía que se están haciendo estudios académicos de su palabra en las universidades y tenemos por ejemplo, «El estudio: Monseñor: una voz para un pueblo pisoteado» escrito por el psicólogo y Presbítero Jesuita Ignacio Martin-Baro, uno de los jesuitas mártires, asesinados inmisericordemente en noviembre de 1989. Otro estudio es: Monseñor Romero: Mártir de la Liberación» Análisis teológico de su figura y obra. Escrito por Jon Sobrino, jesuita.
También la universidad Centroamericana José Simeón Cañas, UCA, El Salvador; ha publicado una interesante obra en la que se ha recopilado la mayoría de sus homilías. También se ha filmado la película: «Romero», que su protagonista principal, Raúl Julia, que hizo el papel de Monseñor, quien falleció recientemente. Lo mismo hay una serie de publicaciones sobre entrevistas de diarios a nivel internacional, que le hicieron. Y desde el punto de vista literario, el enfoque principal de este tópico tenemos a escritores y poetas salvadoreños y extranjeros, que han dedicado emotivas poesías a Monseñor, hago una muestra de dos poetas de nacionalidad salvadoreña, bastante conocidos. Cinconegritos fue quien hizo el primer homenaje poético, a monseñor Romero, relacionándole con la poesía misma, su espíritu afín a ella, pues nuestro Monseñor, fue especie de poeta, profeta. Fue voz de los sin voz por los humildes de este pueblo.
«Pastor de pobres/ quien tomara tu puesto, tu cayado / tu sayal humilde / Aquí tu pueblo congregado / en tu espíritu puro / que no puede matar / la sacrílega bala. / Aquí seguirás siendo nuestro guía. / Y ante tu cuerpo te juramos / levantar tu estandarte / la bandera caída / que es ahora una antorcha solidaria / que adelante tu llevas / al conducir al pueblo a la Victoria. Este fragmento, pertenece a la Doctora Matilde Elena López, catedrático universitario, reconocida escritora de crítica literaria. También en protesta oímos la voz del poeta Alfonso Velis Tobar, con su poema, «Crimen en la parroquia», quien exclama con profundo dolor liberador:
«Tu voz como una hoguera/ Tu voz jamás se apagará/ como un gran incendio / tu voz nueva y justiciera… / Y con la mano de Dios en alto. / Es alta tu cuota de sangre / que ya has entregado al pueblo… Es el pueblo quien reza tu grito / forjador de la luz la verdad y la paz / Tu sonora guitarra que dice si, / al sol de la democracia…/ Vos monseñor pueblo y bandera / y en la hora de tu muerte / las horas nuevas ya se perfilan / donde el pueblo nació a vivir / en un nuevo amanecer…»
Monseñor con anterioridad perdonó a sus asesinos, aquellos, que fraguaron su muerte un 24 de marzo de 1980, siempre estarán burlados, en ese sentido se equivocaron, porque creyeron que asesinando su persona, matarían su voz, pero todo lo contrario, Monseñor está vivo, su voz y su imagen han crecido y siguen creciendo cada vez más, constituyéndose en un camino de liberación, para quienes sufren los errores de una sociedad desigual e injusta. Otros poetas salvadoreños, inspirados en nuestro pastor: Joaquín Meza, Luis Melgar Brizuela, Alfonso Hernández, Roberto Quezada, Miguel Ángel Chinchilla, Elizabeth Huguet, Otoniel Guevara, Julio Iraheta Santos, Monseñor Casaldaliga del Brasil, así como los poetas caribeños, centroamericanos, españoles Hay también infinidad de poemas anónimos, canciones populares, escritos por fieles cristianos, humildes campesinos en su honor.
En conclusión, lo que podemos sacar de enseñanza de este tema es: 1.- Engrandecer a Monseñor, como profeta santo, sociólogo, teólogo, filósofo, etc. Sino también ya como elocuente orador y poeta. «De este detalle podemos aprender de su sabiduría y virtudes».2.-Toda su personalidad polifacética, especialmente fue a través de las letras, que se puso al servicio del pueblo, con preferencia a favor del pueblo.- «De este detalle podemos aprender la virtud de su profundo amor, tomando como opción preferencial: «los pobres». 3.- Apreciar, aprender de Monseñor Romero, no obstante de poseer una sublime grandeza humana, nunca se ufanó. Su mayor identificación, trato fue con la gente del pueblo, especialmente con las personas del campo, para quienes fue y sigue siendo, «en esta hora», un consuelo, esperanza y liberación. «De este detalle podemos aprender de él, su profunda humildad, modestia y sencillez, no le importo, haber recibido altos honores, que los acepto humildemente, en representación de su pueblo y su Iglesia, haberse movido en un elevado circulo intelectual; su mayor tiempo fue estar junto a la gente de los diferentes sectores populares con una inaudita sencillez y profundo amor, libre de todo orgullo y vanidad, tratando de solucionarles sus distintos problemas espirituales y sociales. Monseñor Romero desde el punto de vista humano, inspira con su bondad y pensamiento, su postura moral como prelado católico ante las autoridades institucionales y gobiernos represivos. Monseñor Romero desde ya tiene que ver en el significado de las letras, inspirando en todos los géneros y un símbolo de la crítica literaria latinoamericana. El Salvador.
JAVT.o3/1995, 2012.
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