Deborah López
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En la celebración del sexto domingo de Pascua, la feligresía que asistió a la santa misa oficiada en la Cripta de la Catedral Metropolitana de San Salvador, recordó aquel 23 de mayo de 1999 en el que se celebró la primer eucaristía y, a la vez, la beatificación del mártir Óscar Arnulfo Romero, en la misma fecha, en el año 2015.
«Lo primero que vale la pena que recordemos hoy, conmemorando el nacimiento de nuestra comunidad, es la importancia que tiene estar unidos a Jesús no solo sentimentalmente, sino, el significado de vivir como Jesús vivió”, expresó el sacerdote Javier Allende, quien ofició la eucaristía.
Para los creyentes, hacer memoria de ambos acontecimientos es mantener un recuerdo vivo de la misión de la iglesia y de un personaje valioso que fue víctima de la injusticia por ayudar a los más desprotegidos.
“Monseñor Romero es un santo universal que se pareció mucho a Jesús. Fue un mártir de la justicia porque se puso al lado de los pobres y porque dio su vida”, pronunció el párroco.
Asimismo, invitó a los feligreses que así como Jesús y Romero amaron especialmente a los pobres, a los marginados y excluidos, la Iglesia de Dios debe ser fiel a lo que Jesús dejó, “que nos amáramos los unos a los otros como él nos amó”.