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Durante la misa dominical celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana se reflexionó el testimonio de Monseñor Romero que sigue perdurando y es ejemplo de paz, justicia y amor, pues es considerado por el pueblo salvadoreño el defensor de los más pobres, que alzó su voz por los necesitados.
El presbítero Roque Regalado dijo que a Dios no le agradan los agentes de injusticia, aquellos quienes asisten los domingos a misa y en la semana explotan a sus trabajadores.
“Los agentes del Reino de Dios tienen derecho de sentarse a su derecha, a Dios le desagrada que se llegue a la eucaristía a comer su cuerpo y en la semana está explotando a sus trabajadores, eso no le gusta a Dios. En la sociedad salvadoreña hay que tener claro quienes son agentes de injusticia, porque no hay que colaborar con ellos”, aseguró el padre Regalado.
El religioso explicó que Dios corrige a la humanidad de las injusticia, para lo cual tienen que haber profetas quienes tienen la misión de denunciar las injusticias de una sociedad, “las correcciones de Dios muchas veces duelen, pero deben aceptarse”, reiteró.
En Monseñor Romero se encuentra ese modelo donde se puede ver que si es posible alcanzar la paz, si cada uno hace lo suyo, y este es el momento de inspirarse en la palabras del obispo mártir y en su testimonio. Monseñor Romero siempre anunció la esperanza basada en la justicia, la fe y en el amor, siempre defendió la libertad, creyó en la gente y en los más sencillos.
La beatificación de Monseñor Romero confirma su honestidad, impecable línea con la doctrina social de la Iglesia y su definición por los que menos tienen. Defensor de la unión y mediador pacífico en una complicada y delicada situación social, política y económica del país.
Su trabajo de valor y fe, lucha por los que menos tienen y unión de todo el país, debe ser inspiración para ejecutar obra social en los pueblos, responsabilidad social en las empresas y una nueva cultura del amor en las familias aprendiendo a dar de lo que no tienen.
Feligreses complacidos con el año jubilar
Los feligreses y miembros de la comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral expresaron su alegría porque el pasado 15 de agosto, el Arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas inició el año jubilar que culminará con el centenario del natalicio del obispo mártir.
En este año se pide a sacerdotes y fieles a fortalecer el estudio y meditación de la vida y obra de Monseñor Romero. Asimismo, se hace un llamado a peregrinar hacia los lugares que tengan impregnado las huellas del beato, su tumba en Catedral Metropolitana, la capilla del Hospitalito de la Divina Providencia y su pequeño apartamento, en ellos se puede rezar y clamar a Dios bajo la intermediación de Monseñor Romero, la solución de los principales problemas de El Salvador.