@RosmeriAlfaro
El 22 de febrero se cumplen 40 años desde que, el ahora beato Oscar Arnulfo Romero, tomó posesión como Arzobispo de San Salvador. Pese al paso de los años continúa siendo un referente para muchos salvadoreños.
Ayer, en la misa desarrollada en la Cripta de Catedral Metropolitana, el padre Mauricio Merino, de la iglesia el Rosario de San Vicente, motivó a los asistentes a tener un amor auténtico que los lleve a pedir perdón y perdonar, como lo hizo Monseñor Romero y construir un nuevo modelo de sociedad, así como lo hizo él y por el cual desgastó y conservó su vida de manera perfecta a anunciar el reino de Dios.
Vivimos en una sociedad cristianizada, llena de violencia e injusticia pero debemos aprender realmente a amar. Un ejemplo de persecución y martirio es Monseñor Romero, quien vivió en una situación de adversidades, críticas y difamación. Fue perseguido no solo por enemigos, sino por los mismos miembros de la iglesia, él es un verdadero referente, un ejemplo, un modelo a seguir, dijo.
Sí conocemos a Monseñor Romero, lo imitamos en su manera de vivir, aprenderemos a amar a las personas, a vivir con una actitud de no violencia y a soñar una sociedad nueva, agregó.
El proceso de canonización y el testimonio de los que participaron en su martirio, dijo, nos ha mostrado que los que lo asesinaron han quedado en el olvido y Monseñor Romero, a quien desaparecieron de nuestra sociedad, continúa presente siendo un testimonio de vida para los salvadoreños. Muchos pensarán que estos consejos son necedades y que son imposibles de vivir en esta sociedad… pero incluso en la iglesia, aquellos que se opusieron a su obra, palabra y luego a su proceso de canonización, siguen ignorados y monseñor ha salido a la luz, señaló.
Para el religioso se requiere una actitud y una visión totalmente diferente por parte de los cristianos para empezar a vivir y practicar un estilo de vida diferente enfocado en la no violencia para cortar la cadena generadora de problemas.
En la misa, la Comunidad Monseñor Romero, ofrendó una fotografía de la toma de posesión del religioso el año de 1977, simbolizando que en su arzobispado, su convicción de pastor fue que los pobres son la misma encarnación del Cristo Viviente