Yanuario Gómez
@DiarioCoLatino
Saúl Ibargoyen, escritor, poeta y político de origen uruguayo visitó nuestro país por invitación de la Fundación Metáfora para participar en un homenaje a la memoria del Beato Oscar Arnulfo Romero con motivo del centenario de nacimiento del mártir salvadoreño. Esta es la quinta visita de Ibargoyen a El Salvador.
“Es un placer estar acá en la tierra de Monseñor Romero y Roque Dalton, siempre me ha gustado El Salvador, esta es la quinta vez que vengo y lo hago con gusto ya que este festival en honor a Monseñor es de toda justicia porque Romero no solo es un mártir sino más bien un héroe no solo para este país que es su cuna, también para toda América Latina”, dijo el poeta.
Ibargoyen nació en Montevideo, Uruguay, el 26 de marzo de 1930, además de poeta es novelista, cuentista, traductor, periodista cultural, editor y coordinador de talleres de poesía. En 2002 recibió el Premio Nacional de Poesía “Carlos Pellicer” por su libro “El escriba de pie”, también el primer lugar en los XXXIV Juegos Florales de San Juan del Río en 2004 por su obra inédita “¿Palabras?”.
Durante su visita al país el escritor participó en varios eventos de carácter cultural como conversatorios tanto con otros artistas de la tinta y la pluma como estudiantes universitarios y de educación básica y media. Para Ibargoyen, el compartir tanto con alumnos como compañeros poetas es un placer que vale la pena el viaje.
“El compartir con personas que se interesan por la poesía, tanto viejos como nuevos amigos a quienes nos une el amor por las letras pero con una función social y con raíces muy profundas en las luchas populares, el quehacer literario no debe verse como una actividad meramente ornamental sino como un aspecto esencial en la formación espiritual e ideológica de quienes se acercan a este fenómeno llamado poesía”, precisa el escritor.
En lo que se refiere al quehacer del Beato Romero y su obra en favor de los más desprotegidos Ibargoyen mencionó que el obispo mártir fue un poeta para el pueblo porque en sus homilías a parte de hablarles de Dios también les hacía ver sus derechos lo exhortaba a que los defendieran. ¿Pero porqué considerar al Beato como un poeta cuando su formación era eminentemente religiosa?, el escritor uruguayo responde a esta interrogante explicando que un virtuoso de la palabra tiene diferentes voces y entre ellas están la religiosa y social que es donde se enmarcarían los mensajes del Beato.
“Un poeta debe ser experto en la palabra y dominar las diferentes voces que la componen, un poeta tiene distintas, está la voz objetiva, subjetiva, metafísica, lírica, épica, religiosa y social, en esta última el importante es el receptor porque la poesía lleva un mensaje implícito, la poesía social es una forma de comunicar los diferentes temas que se dan en una sociedad”, razonó Ibargoyen.
En cuanto a la obra de Monseñor Romero en nuestro país, el poeta mencionó que el obispo mártir fortaleció esas raíces populares que ya poseía, lo que le provocó un cambio profundo el cual lo llevó a identificar su lugar en el pueblo.
“Él sabía cuál era su lugar porque tenía sus raíces bien profundas en el pueblo, aun cuando sabía que por ello lo iban a matar, eso no le importó, Romero tuvo conocimiento del complot armado en su contra para asesinarle y aún así siguió su trabajo”, explicó el poeta uruguayo.
Para Ibargoyen, la muerte de Monseñor Romero fue algo transicional ya que murió para vivir en el corazón de su pueblo un sitio de donde nunca podrá ser arrebatado y su legado transmitido de generación en generación debido a la unidad que hay entre el pueblo y su pastor mártir.
“Este tipo de actividades que la gente lleva a cabo en conmemoración del centenario de su nacimiento es una muestra de esa identificación y el agradecimiento que el pueblo siente hacia Monseñor Romero y por ello es que el Vaticano tomó a bien beatificarlo y ahora que está próxima su canonización el conocimiento del Beato que ya trascendió las fronteras del país, será mayor ya que llegará a todo el mundo”, reconoció el escritor.
Saúl Ibargoyen autor de más de 70 obras literarias entre las que se encuentran novelas, poemarios, cuentos infantiles, entre otros, su excelente manejo de la prosa y el verso le llevó incluso a crear dos escritores con personalidades muy diferentes a la propia.
“Creé dos poetas imaginarios, un árabe y una japonesa, eso se llama un heterónimo, se le tiene que crear una historia, sensaciones, gustos al personaje y uno debe escribir desde la óptica de esa historia y no de la propia, adecuar la escritura a la vida de ese escritor que uno inventó”, explicó mientras dejaba escapar una carcajada el poeta.
Ibargoyen, recientemente cumplió 87 años contó que son casi ocho décadas dedicado a la poesía, su primer poema lo escribió cuando a penas tenía ocho años a los quince creó una revista inédita.
En cuanto a su visión política, el escritor de origen uruguayo que en la actualidad reside en México confesó tener un pensamiento de izquierda, muestra de ello es que fundó el Partido Comunista de Uruguay. Desde su juventud se interesó por el quehacer político lo cual no lo alejó de su amor por la poesía.
“La actividad política en mi caso no fue motivo para alejarme del quehacer literario sino más bien un complemento, aunque consume mucho tiempo, yo nunca vi contradicción ya que tanto el ejercicio de la poesía como la política son una militancia así como la religión, cultura y sindicalismo también lo son”, razonó Ibargoyen.
Si bien el poeta uruguayo reconoce que el trabajo político es una labor para gente joven, ya que requiere de mucho esfuerzo y poco descanso, cabe destacar que con sus más de ocho décadas vividas sigue con su militancia, analizando la política de su tierra natal aun cuando en la actualidad radica en México.
En cuanto a la pregunta ya recurrente de cuanto periodista lo entrevista de cuándo se retirará del ejercicio de la profesión literaria, Ibargoyen responde que le es muy difícil ya que es su vocación, la cual ha desarrollado por mucho tiempo de forma casi obsesiva, y adorna su razonamiento con la frase célebre que su colega argentino Arnoldo Conti utiliza en una de sus novelas.
“El poeta es una persona combustible, un sujeto fulgurante, los humanos deben vivir y morir en verso”. Una frase que según el escritor de 87 años ha tomado como una bandera para seguir en su labor.