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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Durante la celebración eucarística en la Cripta de Catedral Metropolitana, la feligresía recordó el mensaje de mensaje de Monseñor Romero, quien en ese momento pidió ver en la epifanía la revelación de Dios para que le reconozcan, adoren y de él esperen la salvación.
El obispo mártir afirmó hace más de 40 años que la alegría es una señal aún en medio de las dificultades, tal como lo sintieron los magos del Medio Oriente cuando se dejaron guiar por la estrella de Belén, para ofrecer al niño Jesús oro, incienso y mirra.
“La humanidad encuentra a Dios en ese niño que lo adoran y le ofrecen dones, es Dios que visita, que viene a este mundo con intenciones salvíficas, esos magos traen los dones en el símbolo del incienso, oro y mirra, junto con el dolor, las angustias, preocupaciones concretas de sus pueblos para pedir la salvación al único que la puede dar, y eso se refleja también en nuestra historia”, expresó San Oscar Arnulfo Romero, en su homilía del 7 de enero de 1979.
Mientras tanto, el sacerdote Guillermo Palacios, dijo en la celebración eucaristía que cada uno puede ofrecer al Niño Dios aquello considerado más valioso en la vida, el cual representaría al oro; así el incienso puede ser la alabanza y oración; mientras que la mirra es ofrecer los sufrimientos, pecados y miserias para que él las transforme.
“Para Dios nada es imposible, aquello que te sea posible con tus fuerzas realízalo, pero lo que sea imposible como el pecado, los vicios y caer en tentación, entrégaselos al Señor. La Epifanía es la manifestación de ese niño que viene para salvarnos nuestras vidas, viene para perdonar tus pecados, lo que quiere es que te conviertas hacia él”, indicó Palacios.
El religioso hizo un llamado a seguir el ejemplo de los magos, quienes se dejaron guiar por una estrella y comenzaron a tener fe, pues la estrella es la luz de Jesucristo que viene a iluminar la vida, borrar los pecados y salir de las tinieblas.
“Los magos confiaron en encontrar a ese gran rey, llevan sus regalos y le entregan oro, reconociendo que es rey verdadero, incienso por ser Dios, y mirra en representación que es verdaderamente hombre y Dios a la vez. La manifestación que trae Jesucristo es una invitación a ser coheredero de su herencia, miembros de su cuerpo y participe de la promesa de salvación que trae”, enfatizó.
