@AlmaCoLatino
La familia tiene que ser formadora de personas, mind educadora de la fe, promotora de desarrollo. La función humanizadora de la familia consiste en ayudar a cada uno de sus miembros a entender, asumir, desarrollar y vivir aquellos valores y elementos que constituyen lo específicamente humano, este fue el principal mensaje durante la eucaristía celebrada ayer por el sacerdote Fredy Sandoval, en la Cripta de Catedral Metropolitana.
El beato Monseñor Romero es considerado el principal defensor de la familia, ya que ésta es la encargada de formar personas, personalidades, la presencia e influencia de los modelos distintos y complementarios del padre y de la madre, el vínculo del afecto mutuo, el clima de confianza, intimidad, respeto y libertad, todo converge para que este núcleo se vuelva capaz de plasmar personalidades fuertes y equilibradas para la sociedad.
“Para que tengamos salvadoreños que sean hombres, personas, gente en quien se puede confiar, que sean verdaderos hombres nuevos que promuevan un mundo nuevo, que no se dejen arrastrar de lo putrefacto del sistema, que no se dejen doblegar por la dádiva, que no se dejen vender, que sean verdaderamente superiores a todas las ventajas, pero que sea sobre todo el valor de las persona, el hombre, necesitamos familias como la de Nazaret”, afirmó en su momento Romero.
Sin embargo, cuando la familia deja de ser formadora de personas, por falta de preparación de los padres, por falta de tiempo, por el desprestigio de algunos padres, cuando deja de ser educadora de la fe, cuando deja de ser promotora de las virtudes sociales, por el egoísmo personal y familiar, por la violencia social, por la asimilación del individualismo; aumentan los conflictos familiares, la paternidad irresponsable, la violencia intrafamiliar, la infidelidad conyugal, la discriminación de la mujer, el machismo, la falta de amor, el irrespeto a los derechos humanos de la familia.
Para el obispo mártir, el matrimonio tiene una gran función social, tiene que ser antorcha que ilumina a su alrededor, a otros matrimonios, caminos de otras liberaciones. Tiene que salir del hogar el hombre, la mujer, capaz de promover después en la política, en la sociedad, en los caminos de la justicia, los cambios que son necesarios y que no se harán mientras los hogares se opongan.
Romero decía que el cambio será tan fácil cuando desde la intimidad de cada familia se vayan formando esos niños y niñas que no pongan su afán en tener más, sino en ser más, no en atraparlo todo sino en darse a manos llenas a los demás, hay que educarse para el amor. No es otra cosa la familia, que amar y amar es darse, amar es entregarse al bienestar de todos, es trabajar por la felicidad común.
En celebración dominical el padre Sandoval expresó que la familia debe ser un lugar propicio para la convivencia a base de respeto y diálogo, un lugar propicio de afecto y cuidado del uno para con el otro, un lugar de honradez y compromiso con el entorno en que se vive, pues es un amor que no termina en la puerta de la casa, debe proyectarse no sólo en la pequeña familia, sino en la familia humana.
“Es necesario asegurar auténticas familias en El Salvador, ya que las familias de este país han producido a muchos luchadores que han trabajado por la justicia, tal como Monseñor Romero, que siempre defendió los derechos y dignidad de los niños, quienes se veían amenazados.
Pero también en algunas familias se encuentran asesinos, corruptos, criminales, defraudadores del fisco”, externó el religioso.
Entre tanto, los miembros de la Comunidad Monseñor Romero de la Cripta de Catedral presentaron al momento de las ofrendas un niño, como símbolo del clamor por preservar la vida e inocencia de los menores en cualquier circunstancias, ya que son los más vulnerables.