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El Padre Mauricio Merino, Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de la Diócesis de San Vicente, quien celebró la Santa Misa en la Cripta de Catedral Metropolitana, hizo alusión al profetismo y convicción de fe, del Beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero, en vísperas de la celebración de su natalicio el 15 de agosto. “El permanecer firme en las convicciones en la carrera que nos tocó correr para llegar la meta, y luego asumir los riesgos del profetismo que consiste en anunciar el Evangelio de vida y denunciar todas aquellas prácticas injustas o maldades que atentan contra la vida, provoca como reacción rechazo y persecución, como ocurrió con Monseñor Romero”, manifestó.
El Padre Merino comparó de las Santas Escrituras la situación del Profeta Jeremías, cuyos habitantes del pueblo de Israel decidieron matarlo, porque su sola presencia y su obra “era un reproche” para que cambiaran su actitud, y consideró, que ese profetismo está personalizado en la figura de Monseñor Romero.
“Monseñor Romero, en su momento, supo asumir ese espíritu profético, desde el cual, hizo realidad el mensaje que encontramos hoy en el Evangelio, donde Jesús expresa: he venido a traer fuego al mundo y cuanto deseo que esté ardiendo. Aquí la palabra fuego, no es más que acción transformadora de Dios, y Monseñor Romero es signo de esa presencia de Dios, de la proclamación del Evangelio y la denuncia de las cosas injustas que lo llevó a su rechazo, persecución y martirio”, explicó a la feligresía.
Asimismo, reconoció el aporte de muchos sacerdotes, laicos y catequistas que sufrieron también persecución, torturas, exilio y muerte. Entre ellos destacó a Monseñor Benigno Rodríguez y el Padre Rafael Barahona, ambos fueron expulsados de la Diócesis, y sufrieron persecución, tortura y exilió; pero que al igual que Monseñor Romero fueron firmes en sus convicciones, a quienes acompañó en la celebración de la Santa Misa.
“Ahora que ya no se prohíbe hablar de ellos, porque nos pidieron que los ignoráramos, pues hoy, pueden reunirse con nosotros y sus vidas que son testimonios de fe, sirven de ejemplo por sus firmes convicciones y son dignos de imitar como Monseñor Romero en una sociedad tan frágil y débil en cuanto a convicciones, principios y valores”, reflexionó.
En cuanto a los matices políticos con que se trató de “etiquetar” la Pastoral de Monseñor Romero, el Padre Merino consideró que ese tipo de opiniones provienen de personas que no han leído la proclamación y exigencias que predicó para vivir el Evangelio.
“Si leemos sus escritos, homilías y su diario -lo que vemos ahí- es una persona totalmente configurada e identificada con el proyecto de Cristo y que desde el Evangelio quiso crear una sociedad mejor donde hubiese una mejor calidad de vida para todos, no para unos pocos. Es por esto, que su palabra seguirá vigente, será nuestra luz y habrá gente que actuará al margen y en contra del Evangelio de Cristo”, aseguró.