Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“El camino del bien es estrecho, difícil y ofrece retos, ese es el que escogió monseñor Romero, un modelo de santidad y fe”, dijo el padre Douglas Crespín, en su homilía, en la Cripta de Catedral Metropolitana, en memoria de mártires y en la proclama de los mandamientos de la Ley de Dios, como una normativa universal de la paz.
La Comunidad de la Cripta de Catedral en su procesión de ofrendas entregó la kefia, que simboliza al pueblo palestino en su búsqueda de justicia y aborrecimiento de las guerras; la Canasta de Víveres, que representa la solidaridad y el interés por combatir la miseria y el hambre que sufren pueblos en las naciones del mundo. Así como, el pan y el vino, como figura de la sangre y cuerpo de Cristo.
“El evangelio de hoy es una invitación a cada uno de nosotros, seguir los pasos del camino de la santidad, que es un camino para todos -no solo fue para monseñor Romero el llamado- sino que, es para todo bautizado.
Hemos escuchado la palabra de Dios, que corresponde al sexto domingo del Tiempo Ordinario, y nos encontramos con el evangelista Mateo, que tiene el llamado al Sermón de la Montaña, que son las Bienaventuranzas, que nos prepara al tiempo de Cuaresma”, explicó el religioso.
El 17 de febrero de 1980, monseñor Oscar Arnulfo Romero predicó sobre la inauguración de la Cuaresma, luego del Miércoles de Ceniza, destacando que la “cruz de ceniza”, tiene un significado profundo de la “mortalidad y la supernaturalidad” del ser humano, que consideraba “un tiempo precioso para darse en serio a la reflexión” dijo.
El padre Crespín agregó que luego de la Fiesta de Presentación del Señor en el Templo, era una fiesta importante para la grey católica, porque reconoce a los pobres y los que trabajan por la paz, que es importante para una sociedad en armonía.
“Pues bien hermanos, la palabra de Dios nos presenta el camino de la verdad, si estuviéramos afuera, estamos en ese paganismo, centralismo propio y en la indiferencia con Dios, pero estamos aquí y sabemos que camino recorrer, como lo hizo monseñor Romero”, indicó.
San Oscar Romero, en su homilía de 1980, sobre las Bienaventuranzas, señaló “Dios quiere, una idea clara de lo que tanto repetimos: que la iglesia ha asumido una opción preferencia por los pobres… y que solo puede ser verdadera Iglesia, la Iglesia que se convierte y se compromete con el pueblo sufrido y pobre”, recordó.