Tijuana/AFP
Por primera vez, salve clinic un reducido grupo de jóvenes de los «Dreamers», viagra compuesto por 25 de ellos, cheap algunos acompañados por sus hijos, cruzaron legalmente de México a Estados Unidos, donde crecieron atemorizados como clandestinos y buscan ser readmitidos como refugiados políticos, constató la AFP.
«Es un triunfo, ellos son la muestra del futuro. Ahora inician un proceso para obtener sus documentos legales» a través del asilo político, dijo a la AFP Enrique Morones, presidente de la organización civil Ángeles de la Frontera, que vela por los derechos de indocumentados.
Los «Dreamers» (soñadores) son jóvenes nacidos en México, Centroamérica y otros países que fueron llevados ilegalmente de niños por sus padres a Estados Unidos, donde estudiaron y trabajaron, siempre con el terror de ser deportados algún día.
Desde hace cinco años comenzó una campaña de deportaciones en masa de ese país; cristalizando la pesadilla de muchos de esos jóvenes, lo que detonó el movimiento «Dreamers».
En ese contexto, algunos de ellos salieron de ese país para llamar la atención de su situación incierta en Estados Unidos y reclamar que se les permita reingresar por razones humanitarias al país donde se educaron y que sienten como suyo, así como a otros que abandonaron ese territorio por problemas familiares.
Los «Dreamers» lograron la creación del proyecto de ley DREAM Act, que les permitiría ir a la universidad y abriría un camino a su ciudadanía estadounidense, pero no fue aprobada, aún así continuaron con su movimiento.
Otros «Dreamers» ya habían hecho intentos sin éxito para cruzar algunos de los puntos de cruce legales que existen en los 3.000 km que separan a México de Estados Unidos.
Finalmente este lunes a 25 «Dreamers», algunos de ellos vistiendo togas y birretes para destacar los diplomas que obtuvieron en su complicada vida en Estados Unidos, les fue permitido pasar por la garita de Otay, de Tijuana, en el noroeste de México, a San Diego, suroeste de Estados Unidos.
Una de ellas es Angélica López Meza (22), quien cruzó con sus dos hijos de 2 y 4 años la garita, alejada de peligrosos caminos que usan miles de indocumentados todos los años para llegar a territorio estadounidense, en los que muchos terminan muertos.
«Camina, pronto estaremos con tu papá», le decía López, a uno de sus hijos nacidos en Arizona, de donde salió por un problema de salud de su padre radicado en el estado mexicano de Sonora, vecino de Baja California, al que pertenece Tijuana.
Se estima que 1,7 millones de jóvenes viven en las mismas condiciones de clandestinidad en Estados Unidos, el único país que conocen.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró el jueves pasado que no tiene poder para cesar las deportaciones -estimadas por la prensa en unas 400.00 solo en 2012- y atribuyó la responsabilidad al Congreso.
Obama dijo que ha intentado proteger a los «Dreamers» e insistió en la necesidad de aprobar su estancada propuesta de reforma migratoria que beneficiaría a 11 millones de indocumentados.
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