@GloriaCoLatino
El tiempo ha corrido, ya son treinta años de trabajo en común de las organizaciones internacionales de Canadá y Estados Unidos con las comunidades y organizaciones sociales como CRIPDES, que hicieron suyo el dolor y la incertidumbre que vivió la población civil salvadoreña en tiempos del conflicto armado.
Esa realidad permitió el nacimiento del hermanamiento, solidaridad y cooperación internacional, con el fin de construir una sociedad inclusiva y con un futuro para progresar como una sociedad civil organizada.
María Esperanza Ortega, originaria de Arcatao, Chalatenango, guarda un cúmulo de historias. “Nada hubiera sido posible sin todas esas personas, que fueron nuestros ángeles grandes”, reseñó.
A punto de cumplir 63 años, María Esperanza compartió historias junto a representantes históricos de las organizaciones internacionales como: “Sisters City” (Ciudades Hermanas), SalvAide y la Fundación SHARE.
Por El Salvador, CRIPDES y los líderes comunitarios, durante tres días, intercambiaron experiencias y conmemoraron los 30 años de “Hermandad y Solidaridad” entre los pueblos, realizado en las montañas de Arcatao, Chalatenango.
“Fui refugiada en Honduras y después de la Guinda de Mayo perdí una hija de 3 años, es doloroso contarlo porque se reviven estas cosas, de ahí, tuvimos que hacernos responsables de nosotros mismos, luego de repoblar la zona, ahí fue cuando elegimos los poderes populares locales; trabajé seis años en la coordinación que era la salud, la educación y la alimentación, donde recibimos la ayuda de estas personas que estaban preocupadas por nuestra realidad”, comentó.
María Esperanza no duda al reconocer que la “lucha armada, que cambió para siempre su vida, sirvió para una transformación social. “Yo les hago ver a los jóvenes de las grandes oportunidades que tienen ahora, que si yo hubiera contado con esa ayuda de cuadernos, uniformes y refrigerio en la escuela esta Esperanza (se señala) hubiera sido otra persona”, aseguró.
Bárbara Alvarado, ciudadana estadounidense, recordó como se involucró en el movimiento de solidaridad con el país y aunque considera ser -solamente una pequeña parte de toda esa fuerza- el recuerdo que atesora es la ayuda mutua entre pueblos y las experiencias vivenciales generaron el surgimiento de un nuevos paradigmas para las comunidades que buscaron afianzar una nueva realidad .
“Creo que nunca nosotros que venimos de los Estados Unidos y otros países, podríamos expresarles -que tanto ustedes con su solidaridad a nosotros- también promovieron una esperanza de vida, es una realidad”, indicó.
No obstante, reconoció que su gobierno tuvo “mucho que ver” con la prolongación misma de la guerra en el país.
“Hemos fomentado un lazo muy importante tanto para ustedes, como nosotros, y esa solidaridad sigue hasta ahora; y creo que en estos tiempos ambos pueblos necesitamos de mucha solidaridad porque hemos visto el nivel de organización que tienen; que ya quisiéramos nosotros siquiera un 10% de toda esa capacidad -sé que no ha sido fácil- pero lograron muchísimo; es un modelo de organización de la gente, que es tan especial y destinado a cambiar estructuras. Casi todo el mundo necesita esa transformación para traer la paz”, aseguró.
Barbara recordó que lo importante de este acercamiento en el pasado, fue que al ser “jóvenes con muchos ideales” les permitió identificar y crear una trinchera social de lucha que identificó las políticas injustas y excluyentes que impactaban la fragilidad de los pueblos.
“Sin la justicia económica -digamos- nunca vamos a encontrar la paz, para una sociedad; en mi país -ahorita- hay mucha violencia que ha sido tapada por muchos años, creo que podemos consultarles a ustedes sobre el tema y diseñar estrategias porque es el futuro. Necesitamos escuchar a los jóvenes y que nos transmitan sus inquietudes”, consideró.
Al evento acudió el Vicepresidente de la República, Oscar Ortiz, quien reconoció el papel que jugó la solidaridad de los pueblos con el país durante el conflicto civil interno, que se extendió durante los años ochenta y noventas.
“Tuvimos la suerte de contar de gente con un gran corazón, con tremendo compromiso y gente soñadora -que no siendo su país- se comprometió a detener la represión para construir un escenario de derechos humanos y de mejorar las condiciones de vida de las comunidades”, acotó.
Sobre su experiencia con el Movimiento de Hermanamiento y Solidaridad, el Vice Presidente Ortiz indicó que era doblemente emotiva la fecha de conmemoración en su trigésimo aniversario, ya que su familia y él se beneficiaron de estos lazos de fraternidad.
“En 1985 fue recibido por CISPES, en Estados Unidos, o por Sal Vaid, en Canadá, y de hecho mi familia ,que fue exiliada entre los años 1983 y 1984 ,se fueron a una de las ciudades que se atrevieron en esos tiempos a ser hermanamientos como Windsor en Canadá donde está toda mi familia y acogieron a muchos más salvadoreños”, manifestó.
Eduardo Belloso, de CRIPDES, agradeció la presencia de liderezas y líderes de las comunidades que dieron vida a la organización que vino a contribuir y establecer la democracia en una país que no había tenido la oportunidad de edificarse como un verdadero Estado de Derecho.
“En la actualidad tenemos a muchas y muchos lideres históricos dentro de CRIPDES que están de funcionarios desarrollando un papel muy determinante para el crecimiento del desarrollo en nuestro país. Y estamos acompañados de la Fundación SHARE que tiene 32 años de fundación; el Programa de Ciudades Hermanas (Sister City), que cuenta con 33 años de surgimiento en Estados Unidos y la Fundación Canadiense SalVaid, que tiene más de 30 años de estar trabajando con nosotros y CRIPDES que cuenta con 32 años de existencia y agradecemos toda esa labor solidaria y apoyo voluntario que desarrollaron los diferentes liderazgos de nuestras comunidades”, puntualizó.