Alma Vilches
@AlmaCoLatino
El Movimiento de Víctimas, Afectados y Afectadas por el Cambio Climático y Corporaciones (MOVIAC) destacó el trabajo que desde las bases se hace por impulsar la lucha y resistencia para mejorar en los territorios la vida de las familias más vulnerables, ya que su conformación no es una estructura de poder y grandes organizaciones, sino está vinculado a los intereses de las comunidades, grupos de mujeres, jóvenes, indígenas y campesinos.
Mario Guevara -coordinador del MOVIAC- señaló que uno de los desafíos del movimiento popular ante la crisis ambiental, es la lucha por una Ley General de Agua y reforma del artículo 69 de la Constitución de la República, a fin que el agua sea reconocido como un derecho humano; evitando que las grandes corporaciones y empresas se aprovechen del recurso hídrico, pues al tener el control del vital líquido se vuelve estratégico para sus negocios y generar mayores ingresos.
A criterio de Guevara, los salvadoreños han sido despojados de la visión ancestral de producción, quitándoles las semillas y variedades de los productos -en cambio ahora- los alimentos que se consumen son los producidos por las corporaciones.
“Las comunidades más vulnerables entienden la necesidad de defender el recurso hídrico, la lucha es no permitir que el poder económico se aproveche del agua, asimismo, a las empresas no les interesa el tema de la soberanía alimentaria, para ellos es más viable hablar de seguridad alimentaria, porque eso no trasciende al tema de derechos humanos”, sostuvo el coordinador del MOVIAC.
Milagro Alvarado -representante de la Colectiva Feminista- indicó que los movimientos populares también se han dedicado a promover una sociedad más justa e igualitaria, donde las mujeres se sientan reconocidas y respaldadas ante el conjunto de problemáticas que enfrentan, como una vida libre de violencia, aspecto en el que, el Estado salvadoreño se ha quedado corto en promover el acceso a la justicia a este sector de la población.
Según Alvarado, es necesario reconocer que a las mujeres no solo tienen intereses prácticos, también necesidades estratégicas relacionadas con participar en la toma de decisiones a nivel social, económico y político, y no ser vistas solo como población, sino estar inmersas en el debate y discusiones.
“El Estado está en crisis y eso no es por su naturaleza o porque el ciclo de vida así lo requiera, más bien porque somos un país secuestrado por transnacionales que provocan la muerte a partir de un supuesto desarrollo, en las comunidades se están viviendo tantas enfermedades, tal como en el Bajo Lempa donde hay muchas personas con insuficiencia renal. La crisis no está dada en un solo sentido, hay crisis económica, política, ambiental y social, las personas somos sujetas de derecho y tenemos la obligación de que esa realidad sea utilizada desde una cultura más crítica y promover cambios”, recalcó.
Asimismo, destacó alta participación de las mujeres en el sostenimiento de la vida, ejemplo de ello es la pandemia del COVID-19 que han jugado un rol importante en asegurar el cuidado doméstico, un trabajo no reconocido y desvalorado en la historia, ya que la mayoría se mueven en condiciones de precariedad para llevar el alimento a su grupo familiar, producto de la discriminación en un sistema patriarcal que ha generado relaciones de desigualdad. La historia de organización y esfuerzo de las mujeres ha sido ardua desde la lucha por el derecho básico a la educación, luego en 1922 el movimiento generado alrededor del candidato y luego presidente de la República, Tomás Molina, se hizo en base a la fuerza que las mujeres mostraron, por eso el partido que lo representó les apoyó e impulsó el voto femenino, reconocido en 1930 cuando Prudencia Ayala se declara candidata a la Presidencia de El Salvador.