Por Paulina Abramovich/Santiago/AFP
Manuel Contreras, recipe exgeneral del Ejército chileno y director de la temida policía política de la dictadura de Augusto Pinochet, rx murió el viernes a los 86 años aquejado de múltiples enfermedades y condenado a 529 años de prisión, informó Gendarmería.
Considerado uno de los mayores criminales de la historia política chilena, su «deceso ocurrió esta noche, a eso de las 22:30 horas (01H30 GMT del sábado), en el Hospital Militar de Santiago, donde se encontraba hospitalizado desde el 24 de septiembre de 2014», informó Gendarmería, la policía de prisiones chilena en un comunicado.
«La causa de su muerte se mantiene en reserva», señaló por su lado el Hospital Militar en un parte médico, aunque el estado de salud del militar se había agravado en las últimos días, aquejado de enfermedades como diabetes y cáncer, que lo habían llevado a perder completamente la conciencia.
«Ha muerto el mayor criminal de la historia chilena», comentó tras su deceso la senadora Isabel Allende, hija del expresidente Salvador Allende, quien se suicidó en medio del golpe de Estado que encabezó en su contra Pinochet el 11 de septiembre de 1973.
Considerado la «mano derecha» del exdictador -su profesor en la Academia de Guerra y con quien solía desayunar a diario en los primeros años del régimen- Contreras dirigió la temida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía política a la que se le atribuye gran parte de las más de 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos, que dejó la dictadura (1973-1990).
La temida DINA, que operó desde 1973 hasta 1978, detuvo, torturó y asesinó a miles de opositores al régimen de Pinochet.
Al momento de su muerte, Contreras estaba «cumpliendo 40 condenas por delitos como secuestros calificados, homicidios calificados, asociación ilícita y apremios ilegítimos, entre otros, que sumaban en total 529 años de presidio, en el contexto de violaciones a los derechos humanos cometidos por agentes de Estado durante la dictadura militar», según el comunicado de Gendarmería.
A esas condenas, «se suman otros 59 procesos pendientes, actualmente en curso y otras 9 condenas a medidas alternativas a la reclusión, por delitos similares a los ya mencionados», añadió el reporte.
Contreras permanecía en prisión desde el 28 de enero de 2005, cuando fue detenido por el secuestro de un opositor. Esa vez se atrincheró en su casa, negándose a su reclusión, hasta que logró ser arrestado.
«¡Asesino, asesino!»
Tras su deceso, cientos de personas llegaron hasta las afueras del Hospital Militar, en el oriente de Santiago, para «celebrar» la muerte de uno de los mayores criminales de Chile.
Con banderas chilenas, bombos y botellas de champaña, -en una situación similar a la que ocurrió tras la muerte de Pinochet en diciembre de 2006- los manifestantes gritaron «¡Asesino, asesino!» en las afueras del centro médico.
«Busqué el mejor maquillaje que tenía para venir a celebrar. Teníamos una cadena de oración para que no se muriera este desgraciado», dijo una de las manifestantes a la Televisión Nacional de Chile.
«Estoy triste, porque encuentro que debía haber seguido sufriendo», dijo otro de los manifestantes.
En la céntrica Plaza Italia de Santiago, lugar habitual de celebraciones deportivas en Chile, se reunió otro centenar de personas para manifestarse por la muerte de Contreras. «Se murió el criminal…se murió el criminal», gritaban allí los manifestantes.
Durante la semana, el Partido Comunista había pedido que el Ejército degradara a Contreras de su calidad de General, cuestión que no alcanzó a ser resuelta, ante la ofuscación de familiares de las miles de víctimas que se le atribuyen.
«Muere Contreras, represor y genocida cobarde e infame, con grado de general para vergüenza del Ejército y la sociedad», dijo la abogada Carmen Hertz, esposa del periodista Carlos Berger, acribillado a balazos en 1973 por agentes de la dictadura de Pinochet.
Pero Contreras no recibirá honores militares durante su funeral. Un decreto firmado recientemente por el Ministerio de Defensa impide hacerlo en los casos de militares condenados por la Justicia.
Pinochet, que murió de un infarto el 10 de diciembre de 2006, a los 91 años, sí recibió honores militares aunque no un funeral de Estado. En sus exequias participaron unas 50.000 personas y se realizaron en dependencias de la Escuela Militar de Santiago.