Intimissimun
Muerte socrática por democracia
Caralvá
No solo a Sócrates fue condenado por la democracia a una pena capital histórica, me refiero al pueblo alemán en la época de Hitler y su ascenso al poder, ese pueblo con su destino sangriento fue castigado por un solo hombre durante la Segunda Guerra Mundial, pocos alemanes lograron oponerse al tirano y muy contados aquellos que lograron salvar su vida, pero ese camino no solo es transitado por las muchedumbres, también por seres notables opuestos a la tiranía como Sócrates y agreguemos un poco de imaginación al famoso juicio de Poncio Pilatos (que aseguran los estudiosos no existió); en ese famoso juicio se expone ante la multitud (en consulta popular) el destino de dos hombres Jesús de Nazaret y Barrabás (hermano de Simón el Cananeo) la historia es conocida, la consulta popular verifica la condena a muerte tanto del individuo como del pueblo alemán, en pocas palabras la democracia también se equivoca, recordemos la última instancia de apelación de vida o muerte en el Coliseo Romana con la lucha entre gladiadores.
No obstante, así es la democracia.
Después del 28FEB el resultado democrático tiene por traducción un sentimiento de odio a la Historia, odio a los avances de las generaciones anteriores, desprecio a luchas obreras por el Seguro Social, olvido de las reformas sociales etc. todo ello contra el intelecto, la ciencia, el estudio de la realidad etc., un evento emocional que al finalizar nos llevará a destinos conocidos.
No se trata de condenar a la democracia, porque eso sería injusto ante muchos aciertos colectivos en otras naciones, se trata de condenar la apropiación indebida de todos los mecanismos estatales legales e ilegales en la propaganda de un evento democrático, ese es el caso, el resultado es un producto ilegal en esencia propagandística pero legal por la acción del ejercicio del voto, es bajar el pulgar en el Coliseo Romano condenando al vencido, gritar junto a los precaristas ¡A Barrabás! ¡Crucifícale!… bien que así sea, aunque nosotros (40% abstinente y 35% opositor) nos oponemos.
Uno se aferra a la imagen de Sócrates (nación académica) condenado por no honrar a los dioses y corromper a los jóvenes… “a esas acusaciones Sócrates contestó con una seriedad y una valentía, con un orgullo y sangre fría tales, que – a juzgar por la expresión de su cara- más acusado parecía el comandante de sus jueces”[1].
[1] La rebelión de los jóvenes escritores alemanes en el Siglo XVIII: textos críticos del Sturm und Drang / Ilse T. M. de Brugger – Buenos Aires: Editorial Nova, 1976 pág 67.