Gabriela Sandoval
@Garbriela_Sxndo
Mujeres de organizaciones y territorios expusieron, en un conversatorio, las experiencias, exigencias, propuestas y problemáticas que viven las mujeres salvadoreñas en torno a la tenencia de tierras para cultivos.
“El objetivo es poder recuperar aportes de los territorios para hacer una redistribución de la tierra justa, y en esta ocasión desde la mirada de las mujeres”, dijo Judith Barrera, de ECOS El Salvador. El conversatorio realizado por ECOS El Salvador, Acción Contra el Hambre y la Asociación Comunitaria Unida por el Agua y la Agricultura, tuvo como objetivo principal que las mujeres de comunidades originarias aportaran ideas para generar una construcción participativa de una propuesta para la redistribución justa de la tierra y siembra de cultivos.
Además, discutir a cerca del papel del Estado en la redistribución de tierras y otros elementos necesarios para el crecimiento económico de las mujeres agricultoras. Barrera mencionó que el proceso de consultas a las mujeres, campesinos y jóvenes de pueblos originarios comenzó en enero de este año. De igual manera, enfatizó que existen cooperativas que están siendo desalojadas de las tierras. “Es necesario que nos sentemos los diferentes sectores afectados para conversar, para construir y para generar acción frente al despojo y robo de las tierras”, dijo.
Asimismo, comentó que El Salvador experimenta diversos procesos de retribución de tierras, implementados como una “estrategia contrainsurgente” para debilitar la organización popular.
En el conversatorio, las organizaciones puntualizaron que a finales de 1992 se habían distribuido más de 295,000 hectáreas de tierra, de las cuales únicamente el 11.7% eran mujeres beneficiarias.
Según la Encuesta de Hogares Múltiples 2019, para el 2022, el porcentaje de mujeres poseedoras de tierras representaba un 14% en comparación con el de los hombres, que totalizaba el 86%.
En este contexto, afirmaron que la concentración y reconcentración de la tierra es la expresión de un “sistema económico inmoral e injusto que socava y hunde a las personas en condiciones de miseria”. “En El Salvador, esta dinámica cada vez es más fuerte, ya que está llegando a todos los sectores campesinos. También afecta directamente a las mujeres independientes que no tienen actividades agrícolas; esto se refleja en la falta de vivienda y la falta de tenencia de tierras para las mujeres (…) es necesario que hablemos de una redistribución de tierras”, enfatizó Barrera. Además, consideraron que la contrarreforma agraria abrió la puerta a la dinámica del reflujo, reapropiación y recuperación de la tierra por parte de sus antiguos dueños, los cuales fueron afectados por la reforma agraria.
Asimismo, la recuperación de la tierra no solo fue “con fines agropecuarios”, sino como un producto del capitalismo alejado de la economía productiva, con fines especulativos mediante la ejecución de proyectos inmobiliarios y turísticos. “Estamos teniendo carencias como mujeres en el acceso a la tierra; no hay facilidades para nosotras. Toda la tierra que existe se la están apropiando los cañeros (…) eso nos afecta, nosotras quisiéramos tener parcelas, aunque tengamos un pedazo, pero estamos cerca de los cañales, eso contamina los cultivos, debido a los agro tóxicos”, agregó Ana Dolores Rosales, participante del conversatorio.
De igual manera, manifestaron que muchos campesinos pierden tierras para el cultivo, e incluso no son capaces de abastecer de agua la tierra como consecuencia del monocultivo de caña de azúcar.
“Han venido acaparando tierras el sector cañero (…) ya no se ven milpas, arroceras, frijoleras, cultivos de pipián y ayotes. Todo es caña, eso nos afecta a nosotras, porque no tenemos tierra para cultivar nuestros alimentos”, dijo Rosales. Las organizaciones hicieron un llamado a las comunidades, iglesias, organizaciones sociales, entre otras, a unirse para dar consultas, brindar aportes, experiencias y alternativas para garantizar que las mujeres puedan tener vivienda, alimentación y esparcimiento por medio del derecho a la tierra.
“Nosotras, lo que queremos es que nos escuchen, que seamos valoradas como mujeres, que nos tomen en cuenta para la tenencia de la tierra (…) creo que ya es tiempo de que tengamos oportunidades de tener nuestras propias parcelas, para poder cultivar nuestros propios cultivos para nuestras familias”, concluyó Rosales-