MONTEVIDEO/Xinhua
Por Gerardo Laborde
Los ex presidentes de Uruguay, Julio María Sanguinetti y José Mujica, acérrimos rivales durante décadas, se despidieron hoy martes de la primera línea de la política al renunciar al Senado en una simbólica sesión.
Sanguinetti (84), un abogado y periodista que gobernó la nación dos veces (1985-1990, 1995-2000) para el histórico Partido Colorado (PC), tiene pocas coincidencias con Mujica (85), quien se define como un granjero que empuñó las armas en la década de 1960-70 durante la guerrilla Tupamaros, y quien estuvo preso por casi 13 años para posteriormente convertirse en presidente (2010-2015) en el segundo de los tres gobiernos del izquierdista Frente Amplio (FA).
Sin embargo, este día dejaron atrás las diferencias y dieron un “adiós” anticipado y conjunto a las bancas para las que fueron electos en octubre de 2019 para esta legislatura (2020-2025), gesto “democrático” e “institucional” saludado por los senadores de todos los partidos.
El escritor y analista político Hebert Gatto valoró el simbolismo de esta despedida, que se selló con un abrazo de los dirigentes en el plenario, de “dos líderes políticos que representan visiones enfrentadas del país”.
“Es un acto que tiene una carga simbólica importante”, sostuvo Gatto en entrevista con la televisión local.
A su juicio, el hecho de que un líder “de la revolución armada en los años 70 termine retirándose como senador de la República y que ese retiro coincida con el de su oponente clásico en las lides en los 60 y 70 es un hecho significativo”.
En su despedida en el Senado, Mujica señaló que se va del Parlamento porque lo “está echando la pandemia” del nuevo coronavirus, considerando la “vejez” y “una enfermedad inmunológica crónica”.
“Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. (…) Aprendí una dura lección que me impuso la vida y es que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas”, indicó agradeciendo los elogios de sus colegas legisladores.
“He pasado de todo en la vida, estar seis meses atado con alambre con las manos en la espalda, estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con un frasco con una taza de agua y un pañuelo. He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie”, concluyó.
Mujica ganó fama mundial durante su mandato como “el presidente más pobre del mundo”, tiempo en el que expresó a Xinhua que “pobres son los que precisan mucho para vivir, esos son los verdaderos pobres, yo tengo lo suficiente”.
Por su lado, Sanguinetti comentó en su discurso que no pensó que su destino era volver al Parlamento en este periodo, y explicó que regresó para “encabezar un movimiento que lo hacía necesario”, en referencia a su sector, la tercera fuerza política del país.
“Siento un enorme deber hacia mi partido y porque siento una profunda convicción sobre la importancia de los partidos políticos en la vida democrática”, afirmó quien integra la coalición Multicolor, que apoya el gobierno del actual presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou (Partido Nacional).
“La partidocracia es la que ha dado consistencia a la vida democrática. La opinión pública es diversa, la opinión de los ciudadanos es veleidosa, los partidos políticos son los que encausan, son los que orientan, son los que vertebran”, evaluó.
“Los miembros de los partidos estamos atados, nos atan los retratos”, enfatizó y mencionó a líderes de los tres principales partidos del país.
El ex presidente consideró a la sesión de despedida como “una hora de conciliación, es una hora de reafirmación democrática”, y valoró que “habiendo estado tan enfrentados” hoy “se reconcilian las dos mitades enemigas”.