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Por Liliana Samuel
Buenos Aires/AFP
Sindicatos, organizaciones sociales y de derechos humanos, partidos opositores y agrupaciones de consumidores y comerciantes de Argentina, confluyeron el viernes en Buenos Aires para protestar «contra el tarifazo, los despidos y el ajuste» del gobierno de Mauricio Macri.
La llamada Marcha Federal arrancó el miércoles pasado cuando varias columnas de manifestantes comenzaron a movilizarse desde distintos puntos del país, realizando actos a su paso por pueblos y grandes ciudades, para terminar en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (gobierno).
«Empezó la cuenta regresiva hacia un paro nacional», lanzó el sindicalista Hugo Yasky al cerrar el acto ante decenas de miles de manifestantes.
Docentes, trabajadores estatales, médicos, bancarios, portuarios, camioneros, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, agrupaciones kirchneristas (centroizquierda) y de izquierda, entre otros, se sumaron a la convocatoria.
«La conflictividad social va a seguir. O el gobierno cambia la política económica o va a haber un paro nacional», abundó el dirigente estatal Pablo Micheli.
Desempleo y pobreza
Junto a sus compañeros de la agrupación kirchnerista Miles, Gabriela Rojas, de 39 años, viuda y madre de ocho hijos, se dijo «preocupada porque la pobreza creció mucho» desde que asumió Macri en diciembre.
A cargo de 21 comedores sociales que su agrupación atiende en la periferia norte, Rojas asegura que aumentó de 150 el año pasado a 250 las familias que recurren a su ayuda.
La cantidad de pobres creció desde enero y se ubica en 32,6% en el marco de una caída del consumo y aumento de precios, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA).
Según cifras oficiales, el desempleo fue de 9,3% en el segundo trimestre, lo que marcó un aumento con respecto al último índice difundido por el gobierno anterior de la presidenta Cristina Kirchner (2007-2015), de 5,9% en el tercer trimestre del año pasado
«La recesión se nota, la gente deja el auto y se va al colectivo, se reducen las salidas, se va ajustando. Hay que frenar esto y organizarse», dijo a la AFP Camilo Ríos, un trabajador estatal de 43 años.
Los empleados del sector estatal y privado reclaman «la reapertura de paritarias», la negociación colectiva entre empresas y sindicatos que fija el aumento salarial anual, que este año quedó muy por debajo de la inflación, que sobrepasa el 40% anual.
A ello se suman fuertes alzas de tarifas de servicios públicos, un golpe para los pequeños comercios e industrias, luego de que la justicia suspendió su aplicación para las casas de familias.
«Al gobierno de Macri le reprocho la insensibilidad, lo del tarifazo fue brutal», dijo a la AFP María Susana Repetto, docente jubilada de 64 años.
«Momento de dificultad»
«Al gobierno diría que escuche el clamor del pueblo», dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
La mayoritaria Confederación General del Trabajo (CGT) no convocó a esta movilización, aunque algunos de sus sindicatos adhirieron, entre ellos el de los camioneros de Pablo Moyano, hijo de Hugo Moyano, quien lideró la central obrera por más de una década.
En coincidencia con la marcha y en ausencia de Macri que se encuentra en China para la cumbre del G-20, tres ministros recibieron a la cúpula de la CGT y se comprometieron a «cuidar el empleo argentino».
«Más importación, menos trabajo», se leía en carteles de los manifestantes, en alusión a la apertura de la economía que impulsa Macri.
El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, admitió que «es un momento de dificultad» para Argentina en recesión, pero estimó que la manifestación tiene más «tintes políticos o ideológico que otras» marchas.
Según datos oficiales, en el primer semestre de 2016 se perdieron 115.281 empleos privados registrados, 60.000 de los cuales del sector de la construcción. Se estima que por cada empleo registrado que cae, se pierden tres empleos informales.
