Tel Aviv / AFP
Una multitud de drusos israelíes y simpatizantes manifestaron en Tel Aviv contra una controvertida ley nueva que, aseguran, los convierte en ciudadanos de segunda clase.
Según medios israelíes en la protesta participaron unas 50.000 personas.
El 19 de julio se adoptó con el apoyo del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, una ley que define a Israel como «Estado nación del pueblo judío», acusada de atentar contra los derechos de las minorías.
La minoría drusa (compuesta por 130.000 personas que viven principalmente en el norte de Israel) protestó contra esta ley y pidió a la Corte Suprema que se pronuncie sobre este texto legislativo.
Los drusos, que hablan árabe y profesan una fe surgida de un islam muy heterodoxo, efectúan su servicio militar obligatorio y sirven en el ejército israelí, al contrario que los árabes israelíes.
Enarbolando banderas israelíes y de su comunidad, los manifestantes desfilaron por el centro de Tel Aviv al grito de «Igualdad».
«A pesar de nuestra lealtad sin límites al Estado, este no nos considera como ciudadanos iguales», afirmó el jefe espiritual de la comunidad drusa, jeque Muafac Tarif, durante un discurso.
La ley considera que el desarrollo de «asentamientos judíos es de interés nacional», y confiere a los judíos el derecho «único» a la autodeterminación en Israel y proclama que el hebreo es la única lengua oficial de Israel, mientras que el árabe tendrá un estatuto «especial» que no fue definido.
El Parlamento israelí fue convocado para una sesión extraordinaria sobre esta ley el 8 de agosto, a petición de 52 diputados de oposición (de un total de 120), que indicaron que los debates se centrarán en «los ataques a los valores de igualdad y de democracia».
Esta ley forma parte de las leyes fundamentales que funcionan a modo de Constitución de Israel.
Avi Dichter, ponente de la ley y diputado del Likud, el partido conservador de Netanyahu, excluyó cualquier cambio del texto, al que los diputados árabes de oposición tachan de «racista».
Los árabes israelíes, que representan 17,5% de la población, son los descendientes de los palestinos que permanecieron en sus tierras cuando se creó el Estado de Israel, en 1948. Representan el 17,5% de la población israelí y dicen ser víctimas de discriminación.