Miguel Ángel Dueñas Góchez*
En una actividad sobre Municipalismo y Niñez; comenzó su discurso la presidenta de COMURES (Corporación de Municipalidades de la República de El Salvador) dando gracias a Dios por lo que había hecho, además estaban cuatro alcaldes y alcaldesas de otros municipios, tres de ellos iniciaron dando gracias a Dios por su Gobierno y proyectos desarrollados a favor de la niñez, refiriéndose únicamente a la aplicación de valores cristianos y no a otro tipo de valores existentes.
Aunque esto no me molesta en absoluto, pero en el público presente había diversidad de personas creyentes y no creyentes en su fe, además, en el lugar donde gobiernan, tampoco todas las personas son creyentes, aduciendo los alcaldes y las alcaldesas que en su mayoría lo son. En este caso se vuelve necesario respetar los derechos individuales de las personas, ya que mi derecho termina donde comienza el de mi similar y, es en este caso, donde no está respetando el derecho de la totalidad, sino generalizando y suponiendo que, como yo pienso y he crecido con una creencia establecida en mi niñez por mis progenitores, así es la creencia del conglomerado.
Para dar precisión a lo que se plantea, de acuerdo a “Laicismo: cinco tesis” de Fernando Savater (Publicado originalmente en el diario El País, 3-04-2004. Reproducido en la Biblioweb de sin Dominio http://sindominio.net/biblioweb con permiso del autor), en la primera tesis dice: 1. Durante siglos, ha sido la tradición religiosa –institucionalizada en la iglesia oficial– la encargada de vertebrar moralmente las sociedades. Pero las democracias modernas basan sus acuerdos axiológicos en leyes y discursos legitimadores no directamente confesionales, es decir, discutibles y revocables, de aceptación en último caso voluntaria y humanamente acordada. Porque la mayoría de las persecuciones religiosas han sucedido históricamente a causa de la enemistad intolerante de unas religiones contra las demás o contra los herejes. En la sociedad laica, cada iglesia debe tratar a las demás como ella misma quiere ser tratada… y no como piensa que las otras se merecen.
Convertidos los dogmas en creencias particulares de la ciudadanía, pierden su obligatoriedad general, pero ganan en cambio las garantías protectoras que brinda la constitución democrática, igual para todas/os.
* Lic. en Relaciones Internacionales.