Mural de San Romero

Héctor Sermeño,

Periodista

La canonización de Monseñor Romero, el pasado domingo 14 de octubre en el Vaticano, por el mismo Papa Francisco, generó todo tipo de reacciones, en las distintas partes del mundo donde hay una comunidad salvadoreña bien representada, especialmente fuera de El Salvador, pues el gran flujo de salvadoreños comenzó a salir del país con el asesinato del ahora “San Óscar Romero”, a principios de la década de los 80´s, cuando iniciara el conflicto armado.

Y la ciudad de Nueva York no fue la excepción, ya que el sábado 13 octubre, fue develado un mural en su honor en el Santuario de la Virgen de Guadalupe, una iglesia ubicada en la calle 14  del bajo Manhattan, ante la presencia de un buen número de salvadoreños procedentes de diferentes partes de la zona tri-estatal y miembros de cuerpo diplomático, tanto de nuestro país, como de otros países amigos.

Fue el mismo cónsul general de El Salvador en la ciudad de Nueva York, Vicente Chinchilla, quien desde hace meses contactó al párroco de la iglesia, Santiago Rubio, para obtener su autorización y seguidamente formó un colectivo de trabajo para poner manos a la obra, especialmente al grupo de pintores, de diferentes países, que realizaron la obra de arte, en honor al salvadoreño más internacional.

Por cierto, la obra fue develada justo después de terminar la misa en honor a Monseñor Romero, donde el padre Santiago Rubio se refirió al trabajo pastoral de nuestro pastor y mártir, ahora santo de la iglesia católica, con la ambientación de la canción “El Profeta”, escrita en su honor por Jorge Palencia, musicalizada por el grupo salvadoreño Yolocamba Ita.

Al momento de su alocución durante la misa, el cónsul Chinchilla, dio a conocer algunos datos biográficos de San Romero, incluso que en cierto momento fue nominado al Premio Nóbel de la Paz. Además describió las imágenes del mural, en la parte de arriba están las estatuas de La Libertad y a su lado la del Divino Salvador del Mundo, en el centro se encuentra Monseñor Romero liberando una paloma, rodeado de un grupo de personas de todas las edades y en la parte de abajo, la flor de izote, nuestra flor nacional, con otras flores representativas de nuestros países.

Definitivamente después de la canonización de San Romero, quien se autodenominara  la voz de los sin voz, podemos confirmar que se confirmó su vaticinio y resucitó en su pueblo.

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