París/AFP
Cincuenta y siete periodistas murieron en el mundo en 2016 ejerciendo su profesión, principalmente en países en guerra como Siria, pero también en Estados donde no hay ningún conflicto como México, anunció en su informe anual este lunes la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
En 2016 murieron diez periodistas menos que el año anterior, pero Siria se convirtió en un «infierno» en 2016 con 19 periodistas asesinados, seguido por Afganistán (10), México (9), Irak (7) y Yemen (5), precisó la oenegé.
Al balance de 57 fallecidos, hay que sumarle nueve «periodistas-ciudadanos» (blogueros) y ocho «colaboradores» de medios de prensa, con lo que el total de muertos sube a 74.
«Esa disminución significativa se explica por el hecho de que cada vez más periodistas huyen de los países demasiado peligrosos: Siria, Irak, Libia, pero también Yemen, Afganistán, Bangladés o Burundi, que se han convertido en agujeros negros de la información donde reina la impunidad», explica RSF.
La gran mayoría de los periodistas murieron en sus propios países, salvo cuatro que perdieron la vida cuando cubrían una información en el extranjero.
Con 19 víctimas en 2016 comparadas con 9 en 2015, Siria se convirtió en el país más peligroso para ejercer el reporterismo.
A su vez México, donde fueron asesinados 9 periodistas en 2016, es el país de América más mortífero para la profesión. Allí el 10 de julio fue asesinado el reportero Pedro Tamayo Rosas, que fue abatido a tiros delante de su mujer y sus hijos, mientras estaba bajo protección del Estado.
Violencia deliberada
Al menos 780 periodistas fueron asesinados en los diez últimos años debido a su profesión, según las estadísticas de RSF.
Cerca de tres cuartas partes de las víctimas fueron atacados específicamente por su rol de informadores, indicó RSF.
«Estos datos alarmantes traducen una violencia cada vez más deliberada» y «el fracaso de iniciativas internacionales en favor de la protección de los periodistas», afirmó la ONG.
Dos tercios de los periodistas que murieron estaban en zonas de conflicto, «una dinámica que se invirtió con respecto a la situación de 2015 cuando muchos periodistas murieron en tiempos de paz, como ocurrió en el ataque contra Charlie Hebdo en París», precisó la ONG.
Entre los periodistas que murieron en Siria está Osama Jumaa, un fotoreportero de 19 años que trabajaba para la agencia británica Images Live, que murió el 5 de junio cuando cubría una operación de rescate después de un bombardeo en un barrio residencial de Alepo.
En Yemen, sumido en un conflicto interno tras la rebelión de las milicias chiitas que tomaron la capital, la situación para los periodistas es crítica, según RSF. El 17 de enero, el periodista independiente Almigdad Mojalli, de 34 años, murió tras ser herido en un bombardeo de la coalición árabe que asiste el gobierno.
Entre los 57 periodistas asesinados este año, hay cinco mujeres, entre ellas las afganas Mariam Ebrahimi, Mehri Azizi y Zainab Mirzaee, que murieron en enero en Kabul en un atentado suicida.
Por primera vez, el informe de RSF incorporó a periodistas ciudadanos y a colaboradores de los medios, que antes eran contados en otras categorías.
En tanto, la cantidad de periodistas encarcelados o detenidos en todo el mundo aumentó en 2016, en gran medida debido a la situación en Turquía, donde más de 100 periodistas y colaboradores de medios están actualmente en prisión, según un informe de RSF publicado el 13 de diciembre.
En abril, la organización, junto a varios medios, lanzaron un llamado «solemne» para pedir la creación de un puesto en la ONU que vele por la protección de los periodistas