Dr. Víctor M. Valle
Supe por la prensa escrita que el sábado 15 de noviembre de 2014 murió, sovaldi sale por complicaciones de su diabetes, tadalafil Jorge Sol Pérez, destacado intelectual salvadoreño muy comprometido con las causas de los de abajo y con una trayectoria personal y política admirable.
Su padre, el también economista y abogado de mucha erudición, Jorge Sol Castellanos se refería a su hijo querido como el vástago. Jorge Sol Pérez se refería a su padre con admiración como Totón. Eso lo sabíamos quienes tuvimos la oportunidad de relacionarnos con esa familia respetable y de sólidas tradiciones morales constituida por Jorge Sol Castellanos, el padre, Ana Pérez, doña Ana, la madre, y los hijos Jorge Sol Pérez y Ana Sol Pérez, ahora Ana Sol-Gutiérrez.
Jorge Sol Pérez fue una persona de gran valor intelectual. Entendió muy bien los misterios de la economía y los vericuetos de los asuntos monetarios. Sus análisis políticos eran bien lógicos y estructurados. Lo que estudiaba y hacía lo abordaba con pasión y seriedad. Se dice que fue cura obrero y monje cartujo. Estudió en la muy célebre “London School of Economics”. Fue jefe del Centro de Cómputo de la Universidad de El Salvador, durante la Rectoría de Lito Menjívar y en eso lo sorprendió el zarpazo de lesa cultura del coronel Molina cuando invadió y maltrató a la Universidad de El Salvador, en 1972. Asesoró a Álvaro Magaña, otro abogado y economista notable, cuando este personaje dirigía el Banco Hipotecario y pavimentaba su camino hacia la presidencia provisional del período contrainsurgente del gobierno de El Salvador.
Cuando comenzó la quemazón y la matanza de no combatientes, de parte de los aparatos de exterminio para aniquilar izquierdistas, Jorgito emigró y se radicó en Estados Unidos a principios de los años 1980. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional donde era muy respetado y en esa función le tocó viajar por varios países de Asia y Europa. Al mismo tiempo, durante su estadía en Washington, se las ingenió para desplegar su talento y energía en apoyar la causa insurgente y fue muy activo en las actividades que, desde Washington D.C., se hacían en apoyo a la insurgencia legítima del FMLN-FDR. La casa del Totón, del vástago y de doña Ana era muy solidaria con la causa del pueblo en lucha.
Un día de tantos, en los años 1980, Jorge Sol Pérez fue a México. Ahí contacto a su viejo amigo Lito Menjívar quien, a su vez, lo contactó con las estructuras de las FPL. Después Jorge Sol Pérez colaboró estrechamente con dicha organización y anduvo de cerca con Salvador Cayetano Carpio hasta los acontecimientos trágicos de abril de 1983, cuando las FPL vivieron momentos difíciles y letales.
Se supo que anduvo acompañando a Daniel Ortega, como asesor económico, cuando Daniel, en el apogeo de su aún incólume imagen de revolucionario, viajaba por el mundo.
Jorge Sol Pérez retornó a El Salvador cuando las aguas comenzaron a asentarse y la paz de los Acuerdos estaba por llegar. Siguió incansable, se dedicó a algunos negocios que incluyeron una empresa exportadora de flores y puso su intelecto al servicio del FMLN. Alcanzó a ver el ascenso de su querida hermana Ana Sol-Gutiérrez a la alta política de los Estados Unidos. Anita, que también compartía tertulias y reuniones con la comunidad salvadoreña en casa de sus padres de la Avenida Connecticut de Washington D.C., en los años 1980, es ahora una destacada congresista del Estado de Maryland, por el Partido Demócrata, y muy activa en pro de los salvadoreños migrantes en Estados Unidos. Ana Sol-Gutiérrez es la única sobreviviente de ese admirable grupo familiar que conocimos y tratamos en Washington D.C. en el decenio de los años 1980 con el que vivimos, a la distancia, las ofensivas del FMLN, el asesinato de Monseñor Romero, del Rector Félix Ulloa, de los padres jesuitas y sus humildes colaboradoras, de Enrique Álvarez y la dirigencia del FDR y de tantos otros miles de compatriotas arrollados por el monstruo grande de la guerra.
Recordemos y honremos a Jorge Sol Pérez, intelectual para el pueblo, el vástago. Ahora ha partido de este mundo y estará juntando recuerdos con sus padres que lo antecedieron, el Totón y Doña Ana que ya no está aquí, pero seguramente está en su vergel, abriendo una rosa para su vástago brillante.