Oscar A. Fernández O.
La música clásica del siglo XX (también llamada música culta, rx académica, mind erudita, purchase docta o seria) fue extremadamente diversa. Comenzó con la continuación de los movimientos vigentes a finales del siglo XIX tales como el estilo romántico tardío y posromántico de Serguéi Rajmáninov, Gustav Mahler y Richard Strauss, el impresionismo de Claude Debussy y Maurice Ravel, y los fervores del nacionalismo en Latinoamérica, Norteamérica, y Europa fuera de Alemania, Francia, e Italia que dominaron por siglos la cultura musical del continente.
A partir de la segunda década del siglo, la forma y lugar que había ocupado la música durante los pasados tres siglos en la sociedad, cambiaron para siempre con la irrupción del modernismo musical, dando fin al período conocido como práctica común, y entrando en una nueva era musical de constante búsqueda de lo original, rompiendo permanentemente con la tradición. Esto generó una enorme diversidad de géneros y movimientos de difícil categorización y definición, lo que hacía el último cuarto del siglo, luego de la decadencia de los ideales de la modernidad, dio paso a la música contemporánea, siendo cada vez más compleja su diferenciación de otras músicas como el jazz o el art rock, debido a la creciente masificación de los medios de comunicación y de la cultura popular. (Wikimusic)
Generalmente el jazz y la música culta han sido considerados como dos polos opuestos dentro de la esfera musical, basándose para ello en parámetros tales como su origen popular, la improvisación y sus estructuras armónicas rítmicas. Sin embargo desde los inicios del jazz, aceptando el significado más usado del término, que incluye algunos de sus precedentes como el ragtime, ha existido entre este estilo y los compositores de música “seria” un intercambio de procedimientos que han enriquecido ambos lenguajes. En este sentido habría que hablar en primer lugar del cake-walk.
El cake-walk era una danza propia de los esclavos negros de los Estados Unidos, que parodiaba las danzas de salón de sus amos. En él se encontraban ya presentes algunas características que posteriormente encontramos en el ragtime, como por ejemplo el uso de la síncopa. El primer compositor en utilizar esta forma en sus composiciones fue Claude Debussy que dentro de su Children´s Corner suite (1906-1908) incluye una pieza llamada Golliwog´s Cakewalk (Berendt, J: 1998) De esto mismo compositor podemos mencionar otra serie de obras donde la influencia del ragtime es patente, como por ejemplo Minstrels (Preludes, 1º Livre) (1909-1910), un preludio para piano claramente influenciado por el Jazz, en el que se puede escuchar un uso de la escala pentatónica típica del jazz, junto con otros elementos jazzísticos como acordes de novena, síncopas y fraseos entrecortados típicos de la improvisación. (Ut Supra) El ragtime tuvo gran aceptación entre los compositores clásicos, destacando entre los que lo utilizaron nombres como Satie, Stravinsky, Darius Milhaud, Honegger o Hindemith (Rodríguez L.: 2000)
Habrá que esperar a esperar a lo década de los veinte para que aparezca un verdadero intento de fusionar jazz y música clásica, en lo que se dio a llamar Jazz sinfónico. Sin duda, el compositor más importante en este sentido es George Gershwin (1898-1937), de quien Harrison nos dice que inauguró el género en 1922 con su ópera en un acto Blue Monday.
Otras obras de este autor deben ser colocadas también dentro de este estilo Rhapsody in blue (1924), que fue estrenada por la orquesta de Paul Whiteman, el Piano concerto (1925), y ante todo la ópera Porgy and Bess (1935), que debe considerarse como la cumbre de este estilo. (Carr, Roy: Un siglo de jazz) También en Europa se compusieron obras que pueden situarse dentro de la esfera del jazz sinfónico, como La creation du monde (1923), ballet compuesto por el francés Darius Milhaud, que al igual que el resto de sus compañeros del Grupo de los seis tuvo un gran interés por el jazz, llegando incluso a practicarlo, aunque el mismo aclaró en épocas posteriores su alegría por el hecho de que no existan grabaciones de esos intentos, lo cual nos lleva a pensar que no debieron tener demasiado éxito en ese sentido.
A partir de los años sesenta, y especialmente en décadas posteriores, comienza a producirse de manera general un hecho hasta entonces casi anecdótico. Un gran número de músicos comienzan a trabajar en ambos estilos, ya sea con colaboraciones, realizando grabaciones, etc… Este hecho no tiene gran importancia desde un punto de vista musical, pero si a un nivel sociológico, ya que él sirvió para que el jazz lograra un prestigio mayor que hasta el que entonces poseía.