Por Philippe Schwab
Viena/AFP
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) manifestó este martes su preocupación por la proliferación de nuevas drogas elaboradas por traficantes para eludir las prohibiciones, y señaló que plantea un «problema cada vez mayor» de salud pública.
«En años recientes ha surgido un número cada vez mayor de nuevas sustancias psicoactivas no sometidas a fiscalización, lo que se ha convertido en una gran amenaza para la salud pública y en un fenómeno verdaderamente mundial», señaló la JIFE, un organismo de Naciones Unidas, en su informe anual publicado en Viena.
Hasta el 1 de octubre pasado, se habían detectado 388 sustancias distintas en el mundo, lo que representa «un incremento del 11%» con respecto a 2013, y el doble que en 2009.
Elaboradas a gran velocidad en laboratorios, las nuevas sustancias, entre las cuales se encuentran cannabinoides sintéticos, eluden las legislaciones de los diferentes países y se benefician de un vacío jurídico gracias al cual llegan a comercializarse, especialmente a través de internet.
«Esas sustancias a menudo se presentan como alternativas ‘legales’ o ‘naturales’ a las sustancias fiscalizadas, con lo que se crea la idea errada de que son seguras por el hecho de no estar incluidas en los tratados de fiscalización internacional de drogas», alerta la JIFE.
Las autoridades se esfuerzan en responder a la aparición de nuevas sustancias en el mercado, lamenta este organismo.
Gracias a una ley sobre las «sustancias análogas», Estados Unidos se incautó el año pasado de «cientos de miles de envases destinados a la venta al por menor», así como cientos de kilogramos de sustancias sintéticas. Durante la operación, 150 personas fueron detenidas.
Desde hace años, la proliferación de nuevas drogas golpea especialmente a Estados Unidos, si bien actualmente se ha extendido al resto del mundo y constituye, según la JIFE, «un problema cada vez mayor».
China, considerada como «uno de los principales lugares de origen de las nuevas sustancias psicoactivas», según el organismo, tampoco queda al margen de ello.
Menor oferta de cocaína sudamericana
La organización destacó además una bajada importante de la oferta mundial de la cocaína sudamericana con «un efecto palpable en los principales mercados de consumo».
En Norteamérica y, en menor medida, en Europa, la oferta en 2014 «sigue siendo considerablemente inferior» a los niveles de récord alcanzados en 2006, subraya el informe.
Esta evolución estaría originada por una disminución de «aproximadamente» un tercio de las superficies dedicadas al cultivo de la coca en Colombia, Bolivia y Perú, los tres principales productores mundiales, entre 2007 y 2013.
En Estados Unidos, alrededor del 1,8% de la población consumiría cocaína, frente al 2,5% de 2006, y los precios aumentaron un 56% en seis años, subrayó la JIFE.
El organismo de Naciones Unidas destaca en particular la situación en Bolivia, donde el cultivo de la coca cayó hasta las 23.000 hectáreas en 2013, «la menor superficie desde 2002», y donde se cerraron 6.000 centros de producción de cocaína base en un año, así como 67 laboratorios clandestinos.
No obstante, la JIFE lamentó la legalización del cannabis en Uruguay y en algunos estados de Estados Unidos, juzgándola contraria al derecho internacional.
Esta preocupación es aún mayor, ya que el contenido medio de THC, la sustancia activa del cannabis, ha aumentado en un 37% en las drogas producidas en Estados Unidos entre 2007 y 2012, un alza que llegaría al 75% para el cáñamo importado.
Igualmente, este organismo mostró «su honda preocupación por los efectos negativos que la legislación de fiscalización del cannabis del Uruguay podría tener en el funcionamiento del sistema internacional de fiscalización de drogas».
Uruguay se convirtió en mayo de 2014 en el primer país en legalizar la producción, la distribución, la venta y el consumo de cannabis.