Christina Horsten
Memphis (EEUU)/dpa
Fiestas, encuentros de fans, mesas de debate, conciertos y hasta misas conmemorativas: hace 40 años murió Elvis Presley, el “rey del rock’n’roll”, pero en “Graceland”, su residencia en Memphis, habrá más vida que nunca en coincidencia con el aniversario de su muerte el próximo 16 de agosto.
“Esperamos la Semana Elvis más grande de todos los tiempos con fans del mundo entero, que emprenderán el peregrinaje definitivo para celebrar con nosotros la vida y leyenda de Elvis Presley de una manera muy especial”, dicen los organizadores, que planean más de una decena de eventos.
Esos movimientos de cadera. Esa voz. Los trajes y, obviamente, ese jopo. Todo llamaba a la rebelión, a la protesta y a la liberación sexual que hacía desmayar a las jóvenes fans del músico en las décadas del 50 y 60, y enfureció al Estados Unidos más conservador.
La mezcla de música country blanca, ritmos negros y blues fue completamente nueva para la época y cambió el mundo de la música para siempre. “Nadie lo hubiera logrado sin Elvis”, dijo una vez el cantante Buddy Holly. “Si Elvis no hubiera estado, los Beatles no hubieran existido”, admitió John Lennon.
Elvis nació en Tupelo, en el estado de Mississippi, en condiciones de pobreza. Su padre era un empleado informal y su madre una costurera. A los diez años sus padres le regalaron una guitarra de 7,9 dólares en lugar de lo que más ansiaba: una bicicleta. En la escuela, donde lo hostigaban con frecuencia, aprendió a tocar solo y gracias a su musicalidad y su experiencia en el coro de la iglesia pronto pudo tocar profesionalmente.
En 1954 llegó “That’s All Right”, su primer álbum de rock and roll. Los oyentes llamaban a la estación de radio local para pedir que repitieran la canción. La volvieron a tocar hasta 15 veces. De ahí en adelante, su carrera tendría un ascenso meteórico con más de mil millones de discos vendidos, tres Grammys, la incorporación a varios salones de la fama y la participación en más de 30 films de Hollywood. Hay sellos postales con su rostro y sus discos son vendidos hasta hoy en todo el mundo.
Pero el exitoso músico, amado por sus fans, era también un hombre solo y atormentado. Durante su servicio militar en la ciudad alemana de Friedberg, de 1958 a 1960, conoció a Priscilla Beaulieu, la hija de 14 años de un soldado, y se casaron en 1967. A los nueves meses nació la hija de ambos, Lisa Marie. Pero la pareja se separó rápidamente. Priscilla se refirió a ese tiempo como un círculo vicioso de estimulantes, sedantes y somníferos, y dijo que Elvis le dedicaba poco tiempo a su familia. Se divorciaron en 1973.
Elvis sufría, también por el hecho de que sabía que su estrella se desvanecía. Los Beatles y The Rolling Stones eran las nuevas estrellas. Sus fans no lo reconocían más: se presentaba hinchado y ebrio sobre el escenario.
En junio de 1977 brindó su último concierto ante casi 20.000 personas en Indianápolis. “Lucía horrible, realmente horrible”, dijo Jacque Quick, por entonces de 30 años, a la emisora WIBC. “Obviamente sabíamos que no estaba bien de salud, pero dio un buen concierto”. Jeannie Drews, de entonces 16 años, lo describió en el “Greensburg Daily News” como el “concierto de su vida”. “Realmente daba todo. Estar en primera fila, tan cerca de alguien como Elvis, hizo que mi corazón galopara, fue surrealista. Era nuestro rey”.
No iba a ser el último show del “rey del rock’n’roll”, ya que tenía una gira planeada para ese verano. Pero no hubo más. Grabó su última canción en el “Jungle Room” de su mansión con el título “Way Down” (“Cuesta abajo”). Murió pocos días después. “Nadie mató a Elvis excepto Elvis”, dijo su manager, “Coronel” Tom Parker.
Elvis tenía 42 años cuando fue hallado boca abajo en el piso del baño de “Graceland”. “Muerte por falla cardíaca”, indicaron los médicos. Obesidad y años de abuso de drogas. “No podía tolerar en lo que se había convertido y anestesiaba su dolor cada vez que podía”, dijo su biógrafa Alanna Nash.
El mito, sin embargo, permanece hasta hoy. “Elvis murió en un momento que sólo le podía hacer bien a su fama”, dijo una vez su biógrafo Samuel Roy. A fines de mayor de este año fue subastado el jet privado de Elvis por 400.000 dólares. Y otros objetos y souvenirs del músico continúan vendiéndose bien. En 2016, Presley ocupó el cuarto lugar en la lista de “Forbes” de celebridades fallecidas que más ganan, con más de 27 millones de dólares en ganancias.